Para rendir homenaje a Barbara Paciorek Kowalowka (1949-2011), grabadora, diseñadora y docente durante más de 25 años en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, en la Galería Metropolitana anoche se inauguró la exposición colectiva Sombra del agua.

Una preocupación por los asuntos de la luz y el agua percibida mediante la visita a varios talleres de artista a partir de septiembre de 2010 por parte de Víctor Muñoz, director de Artes Visuales y Escénicas de la UAM, se ha concretado en esa muestra que se puede visitar en el recinto de Medellín 28, colonia Roma.

Para Muñoz, el conjunto es representativo de la explosión de géneros, la diversidad de visiones, la gama tan distinta de recursos visuales que se vive, la riqueza del arte contemporáneo mexicano.

También la considera una exposición combativa, ya que defender el agua no es nada más manifestarnos civilmente.

Los artistas participantes son Arcángel Constantini, Beatriz Ezban, Claudia Gallegos, María José de la Macorra, Amor Muñoz, Fernando Palma, Claudia Pérez-Pavón y Rocío Ramos.

Gallegos usa el agua como una metáfora para explorar una situación de ambigüedad. Aunque Ramos no trabaja precisamente el tema del agua, en la medida que es fotógrafa, de allí su interés por la luz.

Pérez-Pavón emplea ciertas características del uso del agua. En el cuadro Híbridos, colgado en medio de la segunda sala de la galería, confluyen el tejido como estructura y el juego de la luz. Desde hace seis o siete años trabaja sobre metal que permite reflejar la luz, que entra y rebota. Luego, encontró que el hilo de nailon también refracta la luz. Hubo necesidad de preparar un bastidor especial, porque la artista empleó 10 kilómetros de hilo de ese material, apunta Muñoz. Sobre el tejido, Pérez-Pavón ha pintado el retrato de un ser muy especial.

Constantini participa con un artefacto que tiene un dejo de incursión en el arte sonoro y otro en la instalación, anota Muñoz. Se trata de un juego entre la energía producida por un respaldo de bujías en batería contra un gran trozo de hielo en un primer plano, una de las formas físicas del agua.

Ezban exhibe cuadros de 2003, pertenecientes a un proyecto sobre la física de partículas en el que trabajaba cuando se dio su exposición individual en el Museo de Arte Moderno, después de la que entró, dice, en un periodo de crisis, de cuestionamiento de mi pintura. Me llevó a hacer una revisión muy profunda de lo que pasa en el arte contemporáneo y de todas las múltiples posibilidades que son inmensamente variadas. Lo platico porque después de siete años me reconcilio con mi pintura.

A decir de la expositora el panorama de las artes plásticas es como una gran orquesta en la que cada instrumento toca de otra manera, con diferentes notas y sonidos, todas válidas, para formar una sinfonía. Hay que tener un profundo respeto a la propia propuesta, ir lo más profundo y lo más radical posible en esta exploración.