La inversión en tecnología cae 60%
Martes 14 de junio de 2011, p. 19
Del total de la la superficie agrícola del país, 90 por ciento carece de tecnología, lo cual impide a los campesinos alcanzar niveles máximos de productividad; además, la adquisición de instrumentos y maquinaria que para los países desarrollados es obsoleta, ha llevado al país a la dependencia alimentaria, asentó Carlos Sandoval Miranda, director general del Centro de Estudios, Investigación e Innovación Tecnológica de la Valuación para América Latina (Ceiitval).
México es uno de los países latinoamericanos con mayor adquisición de maquinaria y tecnología considerada obsoleta en naciones industrializadas y además durante 50 años no ha incrementado su inversión para el desarrollo tecnológico, sigue aportando 0.4 por ciento del PIB a ese rubro.
Nuevo valor de la tierra
Acompañado por Juan Antonio Gómez Velázquez e Inocencio Fernando del Rico Moreno, integrantes del Ceiitval, Sandoval Miranda comentó que reconocer los atributos ocultos que tiene la tierra –entre ellos ubicación geográfica, recursos naturales y ambiente social y cultural– le dan otro valor que debe ser considerado por los inversionistas. Darle un nuevo valor a la tierra traerá mayores beneficios tanto a sus poseedores como a los habitantes de zonas urbanas, pero ello requiere cambios profundos en diversos marcos jurídicos y romper con paradigmas e intereses.
Agregó que en la década pasada la caída en la inversión para el desarrollo tecnológico en el medio rural fue de 60 por ciento y en el caso específico para la producción del cacaco –cultivo prehispánico– ha sido de 40 por ciento. La situación exige que se emfoquen mayores recursos a la investigación para desterrar la dependencia tecnológica y alimentaria.
Ya no podemos esperar: cada día que el país no haga algo en innovación tecnológica pierde. La situación en el campo es catastrófica, hay industrias agropecuarias totalmente devastadas; las inversiones en este sector no han llegado y se sigue apostando al paternalismo para solucionar el problema. Los campesinos requieren más información, respaldo para comprender el nuevo valor de la tierra y que el mercado reconozca y acepte esa nueva valuación.