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A pesar de las duras sanciones en Gran Bretaña, redes sociales burlan medidas cautelares

Celebridades, en problemas con la red para mantener privacidad

A infractores, acusación de desacato, multas gigantescas y hasta dos años de cárcel

En un mundo globalizado, controlar la información es complicado, afirma analista de Control Risks

 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de junio de 2011, p. 9

Londres, 11 de junio. El ex gobernante Hosni Mubarak no logró contener la revuelta de Egipto cerrando la conexión a Internet. Siria no pudo evitar que algunas imágenes de su violenta represión aparecieran en YouTube luego de ser grabadas desde celulares.

Asimismo, Estados Unidos tuvo problemas para impedir la difusión de los cables de Wikileaks, mientras las autoridades de China no han logrado parar la disconformidad expresada en foros y páginas online.

En la actualidad es posible que diversas celebridades británicas que esperaban que costosas medidas de prevención ocultaran romances o indiscreciones sean las recientes víctimas del poder –creciente– de Internet y las redes sociales.

Nadie sabe exactamente cuántos actores, deportistas, compañías y otros han obtenido dictámenes judiciales en los recientes años para impedir la publicación de acusaciones dañinas. Los cálculos oscilan entre pocas decenas y 200 personalidades.

Alcance legal

Disponibles sólo en Gran Bretaña pero en teoría de alcance mundial, las medidas cautelares no sólo impiden a los medios mencionar los detalles de casos judiciales y las identidades de los involucrados, sino además la propia existencia de la maniobra legal.

Infringir la orden en el Reino Unido conllevaría acusaciones de desacato ante la justicia, alguna multa ilimitada y hasta dos años de prisión.

Los medios más importantes han obedecido la orden en la mayoría de los casos, pero en las pasadas semanas de todos modos se filtraron una serie de identidades y detalles ocasionalmente explícitos, principalmente por medio de Twitter e Internet en general.

El caso de más alto perfil, el del futbolista del Manchester United (MU) Ryan Giggs, salió a la luz hace unas semanas en los medios después de que un miembro del Parlamento usara su privilegio legislativo para nombrarlo luego que decenas de miles de usuarios de Twitter hicieron lo mismo.

Este es el ejemplo más reciente de cómo las redes sociales permiten divulgar algo. En un mundo globalizado, controlar la información de esta forma se está tornando mucho más difícil, dijo Jonathan Wood, analista de asuntos globales para la consultora Control Risks, con sede en Londres.

Mencionando al Soldado Ryan, proclamaba la portada del Daily Mirror de Gran Bretaña.

Aunque los detalles de su romance permanecen en secreto, el veterano jugador ahora debe soportar más atención de los medios que la que habría recibido si hubiera permitido que la noticia corriera normalmente.

Algunos críticos dicen que las medidas permiten a ricos y poderosos comprar el silencio de los medios; abogados calculan que obtener una súper medida cautelar probablemente cueste cerca de 100 mil libras.

Pero sus partidarios aseguran que éstas todavía valen la pena y que son muy requeridas. Los acontecimientos recientes no han acabado con los pedidos de ayuda para proteger la divulgación ilegal de información privada, dijo Magnus Boyd, socio de la firma de abogados Carter-Ruck, reconocida por representar a clientes ávidos de privacidad frente a periódicos británicos.

Las medidas cautelares todavía tienen valor en las circunstancias apropiadas. Éstas son sólo concedidas en momentos excepcionales y cuando se persuade a la corte de que existe causa justa, añadió Boyd.

Sin embargo, el primer ministro David Cameron y otros importantes políticos dicen que se necesita una nueva ley de privacidad, en vez de dejar el asunto a la discreción de cortes y jueces.

Cameron afirmó que el procedimiento creaba una situación insostenible en la que los medios no pueden informar de algo sobre lo que todo el mundo habla.

Algunos esperan que una nueva ley en Gran Bretaña dé pie a una guía para una regulación más amplia a nivel europeo e internacional, protegiendo a individuos de acusaciones procaces y a menudo inciertas que podrían arruinar familias o negocios; sin embargo, otros advierten que el sistema podría ser ineficaz.

Dado que en Internet no hay fronteras, algunos sitios de otros países podrían hallar la forma de eludir cualquier ley.

Wikileaks, por ejemplo, ya ha trasladado sus servidores a países que considera más accesibles, como Islandia.

De forma elocuente, las pocas celebridades identificadas, además de Giggs, ahora son reconocidas fuera de Gran Bretaña.

A personalidades verdaderamente internacionales, como al golfista Tiger Woods –cuyo romance extramatrimonial se publicó en todos los medios– o al ex director del FMI Dominique Strauss-Kahn, les costaría aún más contener versiones de medios mundiales ante jurisdicciones múltiples.

Un experto en relaciones públicas estimó que podría costar hasta 100 mil dólares al mes en honorarios mantener una noticia fuera de los medios dominantes en Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, por ejemplo, de forma simultánea.

Incluso en este caso un sitio de otro país podría divulgar el tema de todos modos.

“La ley nacional tiene mucho menos significado en Internet. Los gobiernos –como hace China– pueden bloquear sitios individuales, pero es difícil impedir que la información se filtre. Es difícil responsabilizar a sitios como Twitter por todo lo que se escribe en ellos”, dijo el experto.

Se dice que algunas celebridades buscan tomar acciones legales para forzar a Twitter a identificar a quienes violan las medidas cautelares y divulgar los nombres de cuentas anónimas. Algunos sostienen que el sitio de microblogs debería aplicar controles.

Tal vez los verdaderos infractores aquí son plataformas como Twitter, que controlan el flujo de información sin querer asumir la responsabilidad de moderar el contenido. Debería ser posible aplicar algún tipo de filtro para limitar el flujo de contenido ilegal, indicó Boyd, de Carter-Ruck.

Pero incluso los mejores filtros tienen límites. Como parte de su estrategia de lo que analistas ven como autoritarismo en red, China bloqueó a Twitter y regula severamente los sitios en chino que ofrecen un servicio similar.