Nueva York, 11 de junio. Inigualable en popularidad y en récords, Julio César Chávez sumará este domingo tal vez el único logro que le faltaba: ingresará al Salón de la Fama del Boxeo Internacional (IBHOF, por sus siglas en inglés).

JC será inmortalizado en Canastota, Nueva York, en una ceremonia en la que también se reconocerá al estadunidense Mike Tyson y al ruso Kostya Tszyu, así como al árbitro estadunidense Joe Cortez y al actor y director de cine Sylvester Stallone.

El César del boxeo se transformará así en el decimocuarto mexicano que ingresa al museo más importante del pugilismo a escala mundial, adonde cada año llegan tres representantes elegidos por votación.

Arriba del ring, sus méritos no dejan lugar a dudas: fue uno de los mejores del orbe.

Aún con siete años transcurridos desde su retiro, Chávez sigue siendo el boxeador con más peleas de título mundial, 37 (de las cuales ganó 31, perdió cuatro y empató dos), y también el que más defensas de campeonato mundial ha hecho: 29.

Trece años, 11 meses y 24 días se mantuvo invicto y ostenta el récord de combates resueltos por nocaut, 86. Noventa peleas dio sin conocer la derrota.

Además, fue el primer mexicano en ganar títulos mundiales en tres divisiones (superpluma, ligero y superligero), hazaña que luego emularon Érik Morales, Marco Antonio Barrera, Juan Manuel Márquez, Fernando Montiel y Humberto Soto.

Más allá de sus números está su popularidad. JC era un imán del público. Con su incesante acoso derrotó a los mejores de su época, como Roger Mayweather, Meldrick Taylor y Macho Camacho, pero también hipnotizó a miles de seguidores.

En 1993 reunió a 132 mil 274 espectadores en un colmado estadio Azteca, ante el estadunidense Greg Hauguen, quien había menospreciado su récord de entonces, que era de 82 triunfos.

Son 82 taxistas de Tijuana que hasta mi madre hubiera podido noquear, dijo entonces Hauguen. De veras lo odio, cuando me mira, quiero vomitar. Voy a darle la peor paliza de su vida, voy a hacerle tragar sus palabras, respondió Chávez, y cumplió al noquearlo.

La entrada, inédita para el deporte de las narices chatas, dio a JC el récord mundial Guinness de asistencia a una arena. Pero eso no fue todo, también reunió a más de 65 mil personas en el Alamodome (San Antonio), llenó el Staples Center de Los Ángeles por primera vez y otros escenarios de Las Vegas. En cuatro peleas, en un lapso de un año, llegó a sumar 262 mil 272 aficionados expectantes de sus puños.

El 22 de mayo de 2004 se despidió de la afición mexicana en la Plaza de Toros México, con una victoria por decisión ante Frankie Randall, en 12 asaltos. Pasó un año sin pelear y retornó con otro triunfo, ante Ivan Robinson, en el Staples Center de Los Ángeles. Pero el 17 de septiembre de ese 2005 perdió en Phoenix, contra el estadunidense Grover Wiley. Y colgó los guantes. Su récord final, 115 combates, 107 de ellos ganados –86 por nocaut–, por seis derrotas y dos empates.

Hasta aquí, los mexicanos presentes en el Salón de la Fama eran Ricardo Finito López (2007), Humberto Chiquita González (2006), Baby Arizmendi (2004), Carlos Palomino (2004), Daniel Zaragoza (2004), Pipino Cuevas (2002), Ultiminio Ramos (2001), Vicente Saldívar (1999), Miguel Canto (1998), Carlos Zárate (1994), Salvador Sánchez (1991), Rubén Púas Olivares (1991) y José Mantequilla Nápoles (1990).