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Germaine Gómez Haro
De paso por Oaxaca
Visitar Oaxaca depara siempre un mar de sorpresas. No existe en nuestro país ninguna otra ciudad que ofrezca tan variada y constante oferta cultural y turística. Fiestas tradicionales, exposiciones nacionales e internacionales de óptimo nivel –algunas de ellas ni siquiera llegan al DF–, conciertos, conferencias, presentaciones de libros y mesas redondas con la participación de destacadas personalidades, como el escritor beat Lawrence Ferlinghetti quien, a sus noventa y dos años de edad, aceptó viajar desde San Francisco hace unas semanas para presentar, en el Instituto de Artes Gráficas (IAGO) la nueva edición de su libro ¿Qué es poesía?, realizado en colaboración con el pintor catalán Frederic Amat, quien también se trasladó desde Barcelona para este evento. En días pasados fui invitada por el pintor juchiteco Demián Flores a presentar su libro La patria, editado por la Casa Lamm y Grupo Gráfico Romo. La charla tuvo lugar en una encantadora librería llamada La Jícara, que se ha convertido en un ameno centro de reunión y núcleo de tertulias culturales. Para hablar sobre el libro y sobre la trayectoria de Demián Flores, participaron también el escritor Fernando Gálvez, autor de uno de los ensayos que aparecen en la edición junto con el de la crítica de arte parisina Christine Frérot, quien, desde hace muchos años, viaja año con año a esta ciudad y ha sido una notable promotora del arte oaxaqueño –y latinoamericano en general– en Francia. En esta ocasión, Frérot impartió un curso de arte para niños en La Curtiduría, otro espacio que se ha convertido en referencia medular en el ámbito del arte contemporáneo en Oaxaca.
Gabriel Coto |
La Curtiduría es un espacio cultural independiente, creado en 2008 por Demián Flores en lo que fuera una antigua curtiduría en el barrio de Jalatlaco. Su idea inicial fue brindar a las nuevas generaciones de artistas nacidos y radicados en Oaxaca una formación más abierta, plural e integral en el contexto de las prácticas contemporáneas y al margen de las instituciones académicas públicas, cuyos programas de estudios dejan mucho que desear. Con el tiempo, La Curtiduría se ha consolidado como un espacio que fomenta la reflexión, el intercambio y el diálogo comunitario a través de su programa de artistas en residencia, las clínicas de especialización en arte contemporáneo y exhibiciones que promueven la producción artística en todas sus manifestaciones, llámese pintura, grabado, ensamblaje, performance, vídeo, instalación. Cabe señalar que tanto el programa de artistas en residencia como las clínicas, son únicos en su género en nuestro país y se han logrado llevar a cabo gracias al admirable tesón de Demián y su equipo de colaboradores, y al imprescindible apoyo de fundaciones como la Harp Helú, Grupo Gigante y Artsur, de España, a las cuales esperemos se sumen muchas otras para que este loable proyecto pueda beneficiar a un número mucho mayor de noveles creadores (www.lacurtiduriawordpress.com).
Rubén Osio |
Otra gratificante sorpresa fue el espacio de reciente aparición llamado La Telaraña, cuyo objetivo es la promoción del arte tridimensional. El creador de este proyecto es otro notable y generoso artista visual, Alejandro Santiago, preocupado por el escaso apoyo y difusión que se ha dado a la práctica escultórica en Oaxaca, donde la pintura y el grabado son los invitados de honor. Santiago remodeló una casa en la colonia Alemán ubicada fuera del circuito turístico-cultural de la ciudad, decisión que, a mi parecer, es audaz y afortunada, porque propicia la participación de un público marginal que comúnmente no se acerca a las galerías y museos. El prestigiado arquitecto mixteco Juan José Santibáñez realizó un espléndido trabajo de remodelación de una casa sencilla que hoy luce sobria y elegante, con reminiscencias de la arquitectura vernácula, y en cuyo espacio interior destacan las esculturas de una interesante y ecléctica muestra colectiva integrada por Ann Miller, un colectivo encabezado por Adrián Gómez, Jorge Marín, Lorena Silva, Rubén Osio y el cubano Gabriel Coto, quien realiza unas piezas imponentes con base en palma y bejuco entretejidos.
Oaxaca necesita un mayor apoyo del gobierno federal a través del INBA. La mayor parte de los proyectos culturales que existen ahí ha sido posible gracias al incansable y permanente apoyo de Francisco Toledo, cuyo admirable ejemplo están siguiendo ahora otros artistas más jóvenes. El nuevo gobierno de Gabino Cué está pagando los platos rotos de los desastres anteriores y su presupuesto de cultura es por el momento insuficiente. Sirvan estas líneas como un llamado de atención a Conaculta para que atienda a nuestra querida Oaxaca, un oasis imprescindible en el territorio nacional.
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