Moscú, 31 de mayo. La detención de Rustam Majmudov, el presunto autor material del asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, este martes en Chechenia, es una buena noticia, pero tal vez resulte insuficiente para esclarecer quién ordenó, hace cuatro años y medio, cometer ese crimen.

La procuraduría rusa considera a Majmudov el sicario que disparó las cuatro balas que, el 7 de octubre de 2006, acabaron con la vida de la reportera de Novaya Gazeta, cuyas denuncias sobre la violación de los derechos humanos y otras atrocidades en Chechenia le valieron muchos enemigos influyentes.

El principal de ellos, aunque el controvertido personaje siempre ha negado cualquier implicación en este asesinato, es “un cobarde, que va siempre armado hasta los dientes y se rodea de guardaespaldas (…); mi sueño es sentarlo en el banquillo de los acusados y que se prueben todos sus crímenes”.

En esos términos, poco antes de morir balaceada al salir del elevador de su casa en Moscú, se refirió Politkovskaya en un artículo a Ramzan Kadyrov, el presidente de Chechenia impuesto en ese cargo por el Kremlin.

No sería extraño que Majmudov, aparte de que sus abogados harán hasta lo imposible por demostrar que es inocente, desconozca el nombre del verdadero autor intelectual.

Tampoco sorprendería que –si la procuraduría puede y quiere probar su culpabilidad– mencione como la persona que hizo el encargo a cualquiera que ya no esté en condiciones de confirmarlo o desmentirlo.

Un muerto podría ser el eslabón perdido –o varios, en la cadena de intermediarios en este asesinato por motivos políticos– para llegar hasta el poderoso sitio de dónde salió la orden de matar a la periodista rusa.

Prófugo, el pistolero checheno Majmudov era buscado desde mayo de 2008 por Interpol y se tenía indicios de que se escondía en Bélgica, según reveló entonces el Comité de Investigaciones de Rusia.

El vocero de ese comité, Vladimir Markin, confirmó la tarde de este martes la primicia de la emisora Ejo Moskvy: Majmudov, efectivamente, ha sido detenido en Chechenia y pronto será trasladado a Moscú.

Al caer durante un operativo del Ministerio del Interior y las fuerzas de seguridad de Rusia, de acuerdo con el abogado Murad Musayev, que comunicó la noticia a la emisora, el sicario se encontraba en casa de sus padres en el distrito de Achjoi-Martán, en la república norcaucásica.

Imagen de archivo de la asesinada reportera del periódico independiente ruso Novaya GazetaFoto Ap

Musayev defiende a los hermanos de Majmudov, Dzhabrail e Ibrahim, juzgados por su presunta complicidad en el asesinato –junto con otros dos imputados, el policía Serguei Jadzhikurbanov y el ex agente del servicio de seguridad Pavel Riaguzov–, absueltos, en enero de 2009, por un jurado popular, que no halló pruebas concluyentes contra ellos.

La Corte Suprema de Rusia revocó, en junio de ese año, la sentencia absolutoria y ordenó llevar a cabo una nueva investigación. El plazo vence el 7 de septiembre próximo, cuando tendría que fijarse fecha para otro juicio.

Musayev se mostró satisfecho porque ahora, dijo, al cotejar los videos y analizar las muestras de ADN halladas en el arma homicida se podrá demostrar la no participación de Rustam Majmudov en los hechos que se le imputan.

La familia de Politkovskaya y sus colegas de Novaya Gazeta, que no pusieron objeción a la primera sentencia condenatoria, querían un nuevo juicio contra esas piezas menores del entramado criminal para seguir avanzando hacia lo más importante para ellos, que es establecer el autor intelectual del asesinato.

Pesimista, la abogada Anna Stavitskaya, que representa los intereses de la familia de Politkovskaya, no cree que Rustam Majmudov se asuma culpable del crimen y empiece a dar nombres.

La procuraduría debió detenerlo en 2008 y no ahora, cuatro años y medio después (del asesinato de Politkovskaya). Cuando se celebró el primer juicio, los fiscales estaban convencidos de que habían reunido las pruebas suficientes de su culpabilidad. A estas alturas sería ilusorio pensar que Rustam Majmudov vaya a confesar, dijo la abogada.

Lo mismo piensa Serguei Sokolov, subdirector del periódico donde trabajaba Politkovskaya, quien afirmó que Majmudov difícilmente conoce el nombre del autor intelectual, debido a que en este tipo de crímenes políticos, los sicarios nunca se reúnen con quién ordena los asesinatos.

No obstante, Dimitri Muratov, director de Novaya Gazeta, expresó la esperanza de que la detención de Majmudov permita avanzar hacia la verdad en el nuevo juicio, en el sentido de que el asesinato de Politkovskaya no quede impune más allá del castigo que se imponga al pistolero que le quitó la vida.