A La casa del miedo le siguió una decena de publicaciones de cuento, novela y teatro
El rechazo a las reglas del mundo, la originalidad y la belleza caracterizaron su escritura
Viernes 27 de mayo de 2011, p. 7
Los mundos de sueños de Leonora Carrington fueron creados con trazos y con letras. La desposada del viento se calienta con su vida intensa, su misterio, su poesía
, escribió Max Ernst en el prefacio de La casa del miedo (1938), primer libro de la artista de origen inglés, al que siguieron casi una decena de publicaciones de cuento, novela, teatro y testimonio.
El rechazo a las reglas del mundo, la originalidad y la belleza fueron características de su escritura (la mayoría en inglés y francés), creaciones que alternaron con su obra pictórica y escultórica.
Durante su estancia en París, en pleno alumbramiento del movimiento surrealista, apareció el libro de cuentos La casa del miedo (The House of Fear), con ilustraciones de su entonces pareja Max Ernst, y donde ya dibujaba las zoologías fantásticas de sus mundos habitados por sueños, y algunas pesadillas.
La autobiografía, escondida en simbolismos, no está ausente en sus textos. Por ejemplo, una joven aristócrata y una hiena (personificación de su propia sexualidad), en su relato La debutante, son reflejo del rechazo a la alta sociedad inglesa de la que formaba parte, huella testimonial sobre su presentación en el Palacio de Buckingham, cuando tenía 18 años.
De igual forma, en Memorias de abajo (Down Below) retoma su experiencia traumática en un hospital siquiátrico en España, país al que huyó al estallar la Segunda Guerra Mundial.
En la obra teatral La invención del mole, expone el México que la sedujo y la adoptó, donde rescata la leyenda tradicional sobre este platillo. El montaje se estrenó en el año 2000 con motivo de la visita de la reina de Gran Bretana, Isabel II, a nuestro país. Otras de sus obras dramatúrgicas son Penélope y Una camisa de dormir de franela (Une Chemise de Nuit de Flanelle).
La aparición del Renacimiento, como en las mujeres de grandes dimensiones de sus pinturas de los años 80, también se advierte en su obra escrita, como en la novela La trompeta acústica (The Hearing Trumpet). Su hijo Pablo Weisz ilustró la novela, protagonizada por una anciana libertaria, que habita un castillo medieval y se aventura en la búsqueda del Santo Grial.
Otros volúmenes de relatos son La señora oval: historias surrealistas, El séptimo caballo y otros cuentos y La puerta de piedra.