or su inigualable belleza la isla de Holbox (en maya, Hoyo negro
) es hoy un atractivo turístico. Localizada frente a la costa norte de Quintana Roo, tiene 42 kilómetros de largo por uno de ancho y se halla separada de tierra firme por la laguna de Yalahau. La mayoría de sus habitantes se dedican a la pesca, a llevar visitantes a las islas de la Pasión y los Pájaros; y de junio a agosto, a quienes se interesan en disfrutar la presencia del pez más grande del planeta: el tiburón ballena, que por decenas acuden a la alberca marina que se forma a 30 kilómetros de la isla. El tiburón ballena puede llegar a medir 15 metros de longitud, es muy amigable con el hombre y no es extraño que lo acompañen jureles y mantarrayas. Gusta del agua superficial cálida y rica en plancton, del cual se alimenta y que abunda en las áreas cercanas a Holbox.
Desde hace nueve años la isla es el sitio principal para la observación y nado libre junto a este imponente animal marino. Antes no había reglas para evitar perturbarlo, por lo que no faltaban los que se arrojaban al agua para montarlo imitando al rodeo estadunidense. Este comportamiento, avalado por algunas agencias que desde Cancún e Isla Mujeres llevan visitantes a la alberca marina, obligó a tomar medidas para garantizar la buena estancia de los tiburones ballenas. Por ejemplo, con talleres para informar sobre los aspectos fundamentales del tiburón y la mejor manera de aprovechar su presencia con fines turísticos, como hacen en Australia, Belice y Sudáfrica. Luego la autoridad federal estableció reglas estrictas para la observación, nado y buceo libre (esnórquel) con los ballenas: mantenerse a dos metros de distancia como mínimo de ellos y no tocarlos, molestarlos o montarlos. Se prohíben los motores de propulsión y demás equipos que produzcan ruido, tomar fotos con flash dentro del agua, y los bronceadores, aceites y bloqueadores solares no biodegradables. En fin, en estos nueve años la comunidad de Holbox y su vecina Chiquilá, en tierra firme, cuidan y cooperan en el estudio científico y poblacional del enorme pez.
Sin embargo, es necesario que la autoridad federal atienda las reiteradas denuncias de conductas ilícitas y abusivas hacia el tiburón ballena por parte de prestadores de servicios turísticos radicados en Cancún e Isla Mujeres que, además, compiten deslealmente con quienes sí cumplen con las normas vigentes para proteger y garantizar la estancia de este animal marino en la zona.
También Holbox avanza en el manejo de la basura. Gracias a un programa comunitario diseñado por la antropóloga Emma Alonzo Marrufo, directora de Yaax Beh AC, y el apoyo de varias instancias federales y del profesor Franklin Campos (responsable del departamento de limpieza), se reduce el efecto de los residuos sólidos en la salud y el ambiente mediante un sistema integral de manejo, reciclaje y aprovechamiento de la basura con valor económico. El programa se inició en septiembre de 2008 y cuenta con el respaldo de las instancias oficiales, el sector privado y agrupaciones sociales.
La isla genera a diario casi tres toneladas de basura, cuya recolección era deficiente; se enviaba a un tiradero ubicado en zona inundable, donde era quemada en parte. No sólo daba una pésima imagen, sino contaminaba el manto freático y producía una variada fauna origen de enfermedades. Unos pocos pepenadores recuperaban parte de la basura con valor económico y la vendían con dificultad por lo costoso de sacarla de la isla. Hoy en cambio la basura se colecta a diario, el servicio abarca a casi toda la población y se recuperan y venden al año 80 toneladas de objetos reciclables. El antiguo tiradero funciona con mejores sistemas de control y limpieza, gracias, entre otras cosas, a que se aprovecha casi la mitad del volumen de basura. Sin embargo, para mantener éstos y futuros logros debe continuar la cooperación de las autoridades, la población, el sector hotelero y de servicios y los visitantes.
Pero no todo es miel sobre hojuelas: Holbox tiene serios problemas por la destrucción de sus recursos naturales (como el manglar) y su crecimiento urbano y turístico anárquico, para nada sostenible. De ello nos ocuparemos en otra ocasión.