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Las diferencias de género, superables, dice la secretaria general

Competencia leal, fórmula para avanzar en el PRI: Cristina Díaz
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Debe existir equidad plena para hombres y mujeres, expresó la política de Nuevo LeónFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Lunes 4 de abril de 2011, p. 11

En contra de las dificultades que representa para una mujer el ascenso en las actividades políticas, para Cristina Díaz, secretaria general del Partido Revolucionario Institucional (PRI), su trayectoria hasta el cargo que hoy ocupa ha estado marcada por una constante: asumir la competencia como pares, sin marcar diferencias de género.

Beisbolista, futbolista y corredora de bicicletas a la par que sus compañeros de la colonia Roma, en Monterrey, la dirigente tricolor participó en todos los juegos. Lo mismo arrojándose desde el techo de su casa con una sábana a modo de capa que jugando con muñecas. Bueno, no puedo usar minifalda porque tengo las rodillas todas llenas de cicatrices, de lo fuerte que jugaba, resume en entrevista con La Jornada.

–¿Siempre le fue fácil esta relación de iguales?

–Tengo una experiencia que me dejó mi padre, aunque mi abuela me enseñó que las niñas fuertes no lloran, y yo no lloraba. Una vez entré con lágrimas a la casa y mi padre me preguntó qué me pasaba. Le dije que los niños no me dejaban jugar al beis. Él me respondió: a ver, yo te voy a enseñar cómo. Me enseñó, me compró mi bate, un guante y una pelota.

“Luego me dijo: ‘ahora vas con ellos y verás cómo teniendo todo el equipo te van a dejar jugar. Pero si vas a querer que por ser niña seas la primera en ir al bate, a lo mejor te lo aceptan una vez, pero otra ya no. Tú vas a ser una compañera más’. Creo que ésa fue una regla definitiva en mi relación con los hombres y de cómo ir creciendo en el juego de la vida.”

–¿Ha sentido las barreras de la diferencia entre sexos?

–Poco, y cuando las he sentido me han calado mucho y por supuesto que me pongo en los zapatos de aquellas mujeres que son discriminadas en todos los ámbitos cuando no tienen las mismas oportunidades. Pero creo que mucho tiene que ver la cultura, la formación en casa, para enseñarte a participar de manera equitativa.

–¿Cómo llega al PRI?

–Yo empecé a los 17 años, cuando fui a registrarme en las filas del movimiento juvenil. Con eso ya te hablo de una historia. Como militante pasé desde la secretaría adjunta a la presidencia a la secretaría de organización; fui la primera mujer presidenta del PRI municipal en Guadalupe, Nuevo León, y luego presidenta estatal. Don Alfonso Martínez Domínguez, que es una persona que yo admiro mucho, me dijo: Niña, voté por ti. Fui también la primera mujer, en 492 años, en ser alcaldesa de Guadalupe.

–¿Alguna vez platicó con Martínez Domínguez sobre la matanza de estudiantes en 1971?

–No, no, no. Veíamos cosas del partido; don Alfonso era como un guía espiritual político de cabecera.

–¿Cómo es trabajar junto a Humberto Moreira?

–El partido ha sido muy generoso conmigo y con mis aspiraciones. Estar en esta silla es un gran compromiso, el más importante en mi vida como militante. Pero además soy muy afortunada en tener a un presidente como Humberto Moreira, a quien yo admiro porque es un hombre echado para adelante, es un hombre de carácter, fuerte, inteligente, sagaz y con un gran sentido del humor.

–¿Y Felipe Calderón?

–Ingrato. Se le olvida que en momentos vulnerables para él la institucionalidad priísta le permitió la transmisión de la banda presidencial. Si no hubiera sido por los legisladores del PRI, sabrá Dios cuál sería la historia de este país. Los que hoy son sus aliados eran sus enemigos acérrimos; muchos lo siguen viendo como un presidente ilegítimo. Le falta memoria.