Femenino cerrojazo de otra temporada europea en la monumental Plaza México
Dos orejas excesivas a Mari Paz Vega
Hilda Tenorio, sin suerte
Poco juego del ganado
Lunes 14 de marzo de 2011, p. a42
Ya habrá oportunidad de analizar las habituales cuentas alegres de la empresa de la Plaza México –yo estoy bien, los demás están mal– y sus explicaciones en torno a otra temporada europea más. Por lo pronto, con un final a la altura de su capacidad organizativa y aprovechando el Día Internacional de la Mujer, los autorregulados de Insurgentes ofrecieron un cartel histórico: tres toreras y alternativa de una de ellas, con tres toros de La Punta y tres de Jesús Cabrera, en general sosos y poco propicios para el lucimiento convencional, salvo el primero de La Punta y el primero de Cabrera.
A la yucateca Lupita López, que recibió la alternativa de manos de la malagueña Mari Paz Vega, afortunadamente le tocó en suerte el más toreable de la tarde, el cárdeno Milagroso, con 478 kilos, pues de otra manera el triunfo hubiese sido menos que imposible, habida cuenta que la guapa torera traía sólo cuatro novilladas a lo largo de 2010. Pero recordemos que en México los toreros se hacen en las antesalas de las empresas, no toreando.
Luego de un farol en tablas, Lupita veroniqueó con largueza y sentimiento, y tras un puyazo tapando la salida, la también licenciada en nutrición se echó el capote a la espalda y bordó un hermoso quite por gaoneras, aprovechando la clara embestida del punteño.
Brindó la López a su valerosa madre, solita en una barrera e incondicional respaldo de sus sueños. Con decisión y cabeza logró naturales a media altura y derechazos mejores, en los que prevalecieron calidad y continuidad más que intensidad, pues el astado vino a menos. Dejó tres cuartos de acero que bastaron y el público, menos de un cuarto del aforo, demandó la oreja.
Con su segundo, Zarape (sic), de Cabrera, con 505 kilos, que recargó en una vara y conservó buen estilo en el último tercio, Lupita inició con muletazos eléctricos pero enseguida consiguió derechazos con quietud, temple y transmisión al tendido. Si nuestros inefables empresarios le dan corridas, corren el riesgo de ganar dinero. Sin suficiente asesoría en el callejón, oyó los tres avisos luego de varios descabellos. Si falla El Juli con cien corridas, que no falle Lupita con cuatro novilladas.
Por su torera parte, Mari Paz Vega enfrentó primero a Kicapú (resic), de Jesús Cabrera, con 483 kilos, al que lanceó y remató con dos medias. Con más transmisión que el anterior, el toro permitió constatar el sitio de Mari Paz en mandonas tandas con la diestra, para concluir con muletazos por la cara y lucido abaniqueo antes de irse por derecho y dejar una soberbia estocada en todo lo alto. Una merecida oreja concedió el juez; dos pidió la asamblea, mismas que fueron otorgadas para continuar con la apendicitis que ha desprestigiado a esta plaza. A su segundo, picoso y gazapón, lo mató de tres cuartos.
La michoacana Hilda Tenorio, que tan bien estuvo la tarde de su alternativa la temporada anterior, no mereció su inclusión en ningún cartel previo al cerrojazo no obstante sus triunfos por los estados y, para colmo, pechó con el peor lote: uno huidizo, otro soso y en el de regalo, de La Joya, sólo detalles.