Divergencias, en diálogo entre el vicepresidente de EU y Medvediev
Jueves 10 de marzo de 2011, p. 28
Moscú, 9 de marzo. El Kremlin espera que la visita de trabajo del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, contribuya a desbloquear el ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio (OMC), meta que se fijó alcanzar hace ya 17 años.
Consciente de ello, el huésped estadunidense vino a esta capital con la delicada misión de sacar el mayor provecho a cambio, esto es, alguna importante concesión del gobierno ruso.
Para ello Biden se entrevistó este miércoles con el presidente Dimitri Medvediev y mañana lo hará con el primer ministro Vladimir Putin, los integrantes del tándem gobernante en Rusia.
Ciertamente, ahora no basta con reiterar el compromiso de suprimir definitivamente la enmienda Jackson-Vanik, aprobada en 1974 por el Congreso de Estados Unidos como medida de presión contra la Unión Soviética por la falta de libertad para emigrar
y suspendida mediante moratoria cada año desde 1989.
Moscú quiere que Washington influya sobre Tbilisi, su aliado en el Cáucaso, para que Georgia retire las últimas objeciones al ingreso de Rusia en la OMC. Esto es un poco más difícil porque está en juego la integridad territorial de Georgia, que perdió Abjazia y Osetia del Sur, después de la cruenta guerra que mantuvo con Rusia en agosto de 2008.
Georgia, hasta ahora, se mantiene inflexible respecto a que su servicio aduanero certifique todas las operaciones de comercio exterior que se realicen el frontera de Rusia con Abjazia y Osetia del Sur. La negativa de Rusia motiva el veto de Georgia a su ingreso en la OMC, ya que se requiere el visto bueno de todos sus 153 miembros.
Sin embargo, Rusia sabe que Estados Unidos, en términos de legitimidad, necesita su respaldo en un asunto tan espinoso como es Libia, al margen de que se produzca o no una intervención militar, posibilidad que ya se trató a nivel de aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El Kremlin ha dado algunas señales positivas para Estados Unidos. En este sentido, por ejemplo, Rusia secundó las sanciones promovidas contra la dirigencia libia desde Naciones Unidas y hasta llegó a condenar los crímenes de guerra contra la población civil
en ese país.
Pero como carta de negociación con Estados Unidos se opone a una opción militar
bajo el argumento de que una injerencia externa de esa magnitud podría agravar todavía más la situación que priva en Libia.
Las conversaciones de Medvediev con Biden también pusieron de relieve que hay nuevas divergencias en seguridad. En concreto, el escudo antimisiles que Estados Unidos no ha renunciado a instalar en Europa, aunque aceptó no construir la estación de radares en la República Checa y poner los 10 interceptores en Polonia, lo cual facilitó la firma del tratado de desarme nuclear START.
Ahora, Estados Unidos pretende instalar otros componentes de ese escudo en Polonia, adicionales a los cazabombarderos F-16 y aviones de transporte Hércules que anunció el año pasado. Se trata de una batería de misiles Patriot para frenar potenciales ataques
.
Esos misiles de Estados Unidos quedarán a tan sólo 100 kilómetros de la frontera de Polonia con Rusia y, sin duda, se convertirán en un nuevo factor de discrepancia en la relación bilateral, con el cumplimiento del START como telón de fondo.
En otra noticia, esta tarde estalló un artefacto de fabricación casera junto a la entrada de la Academia del Servicio Federal de Seguridad en Moscú. No hubo víctimas, pero sí daños materiales.