Los conciertos que ofrecerá el grupo Los Folkloristas el 4 y 5 de marzo, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, serán un viaje imaginario por América Latina. Cantaremos temas de varios países latinoamericanos, como Nicaragua, Cuba, Colombia, Venezuela, Argentina y Perú, entre otros, pero pondremos el acento en México, dijo José Ávila, integrante de la agrupación.

Con el concierto Que no se va a acabar... ¡caramba!, Los Folkloristas festejarán 45 años de trayectoria, tiempo en el que han tocado lo más fiel posible a los creadores originales, los indios y los mestizos. Hemos hecho copias de instrumentos que están en los museos. Tenemos piezas en las que usamos 20 instrumentos, muchos de los cuales aún se tocan en comunidades indígenas.

Enrique Hernández, otro integrante del grupo, agregó que prevén llevar el festejo a Estados Unidos y al circuito de festivales culturales de la República.

Añadió que grabarán sus próximas presentaciones para editar un disco y un video conmemorativos.

Al rescate de los géneros

Adrián Nieto, a su vez, expuso que desde hace 45 años hemos conservado la idea del rescate, creación y recreación de los géneros latinoamericanos; nuestra posición ha sido siempre dar un producto lo más próximo al original, con un toque de Los Folkloristas. Postura que implica apoyar de manera definitiva las causas sociales, las que nos dan identidad y que nos afirman. Los jóvenes integrantes de Los Folkloristas tienen en sus manos preservar esta historia.

Ávila recordó la fundación de la agrupación: Nos reuníamos a tocar por gusto. Un día nos dimos cuenta de que ya teníamos varias canciones montadas. Éramos como 18 personas y comentamos que podíamos dar un concierto con lo que tocábamos en fiestas y reuniones; Paco Ignacio Taibo auspició nuestra primera presentación pública, en el Centro Cultural Tabasco. Fuimos ajustando el número de integrantes y aumentando los intrumentos. Desde 1972 somos siete, siempre con dos mujeres. Es fundamental la participación femenina en el folclor latinoamericano.

En sus presentaciones llegan a tocar más de 60 instrumentos.

Enrique Hernández agregó que por el grupo han pasado 48 integrantes a lo largo de sus 45 años. Nuestro trabajo ha sido contestatario, de apoyo a las causas sociales. Pertenecemos al grupo de quienes se oponen a la injusticia, pero no estamos con ningún partido político. Politizar un trabajo tan universal como el folclor tendría algunos riesgos, desvirtuarían la propuesta de preservar viva la tradición. Damos nuestra propuesta en el canto nuevo, al anunciar los géneros indígenas, donde encontramos más colapsos.

Ávila: Si queremos determinarnos, obviamente estamos en la izquierda, pero ser apartidistas es fundamental para no delimitar. Hemos apoyado las manifestaciones y los intereses democráticos de algunos partidos, lo cual no quiere decir que pertenezcamos a ellos. La gente que hace folclor se acerca al pueblo. Hemos tomado partido por él, para reivindicar a los indígenas, a los mestizos, a los campesinos, para apreciar su arte y reconocer sus carencias de justicia.

Para Olga Alanís ha sido básico mantener un ánimo optimista a lo largo de 45 años. Hemos luchado por conseguir un espacio y acercarnos a la gente que produce esta música. Esto no se va a acabar... ¡caramba!

Ávila opinó: “Nuestra realidad musical es provocada y tiene consecuencias respecto de la difusión que se le da en los medios de comunicación. Ahí estamos en total desventaja, porque los medios masivos se manejan según la moda, que puede ser el reggaetón o cualquier otro género, sin criticar. Puede haber cosas muy bien hechas, maravillosas. Nos encanta el rock, el hip hop... lo que sea, y estamos en un momento de globalización, que implica el riesgo de la uniformidad, en lo que se debe bailar, lo que se debe cantar u oír: ‘mañana deberás oír esto y pasado mañana esto otro’.

“Una de las labores de Los Folkloristas es mostrar la diversidad. Como latinoamericanos somos diversos y tenemos una enorme riqueza cultural que viene de nuestra historia.

Pugnamos por que los jóvenes escuchen folclor, y si les gusta ¡qué bueno! Que lo toquen. Hay que oír a Bach y a los indígenas.