Atenas, 23 de febrero. Grecia estaba casi paralizada este miércoles por una huelga general contra la política de austeridad, mientras el primer ministro, Giorgos Papandreu, trata de convencer a sus aliados europeos de que atenúen la presión sobre el país. La policía griega se enfrentó con manifestantes, mientras miles de trabajadores marcharon al Parlamento para protestar contra los recortes de salarios y el aumento de impuestos.

La medida de fuerza dejó al país sin conexiones marítimas con las islas, sin transporte ferroviario y sin buena parte del transporte urbano. Además, la huelga de controladores aéreos perturbó el tráfico aeronáutico.

La policía antidisturbios lanzó gas lacrimógeno y bombas cegadoras contra los manifestantes, que a su vez arrojaban piedras y cocteles molotov frente al Parlamento, al tiempo que la multitud corría para protegerse.

Cerca de 35 mil personas marcharon a través de las calles de Atenas lanzando consignas y carteles con frases como: Nosotros no pagamos y No hay sacrificios para la plutocracia. Otros desplegaron un cartel negro frente al Parlamento donde se leía: Estamos agonizando.

¡Hemos llegado al límite! No podemos seguir así, lamentó Yannis Tsourounakis de 60 años, que tiene tres hijos y está cesante. Nuestro futuro es una pesadilla si no se revierten estas políticas, agregó.

Según las fuerzas de seguridad, un periodista resultó con lesiones leves por una bomba incendiaria. Los manifestantes rompieron las aceras de mármol para convertirlas en piedras y lanzarlas a la policía, incendiaron tarros de basura y destruyeron paradas de autobuses.

El año pasado el gobierno socialista redujo los salarios y las pensiones y elevó los impuestos, pese a las reiteradas huelgas, a cambio de un rescate por 150 mil millones de dólares de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, para salvar al país de la quiebra.

Los acreedores internacionales de Grecia aprobaron este mes un nuevo tramo de 15 mil millones de euros del rescate, pero fijaron una meta más compleja de privatizaciones y exigieron más reformas estructurales.

Esta huelga es el punto de partida de una ola de protestas este año en la que participan trabajadores, jubilados y desempleados. Estamos contra estas políticas que nos están llevando a la pobreza y empujando a la economía a una profunda recesión, afirmó Ilias Iliopoulos, secretario general del sindicato del sector público Adedy.

Los mercados están atentos ante cualquier desvío en los esfuerzos de ordenamiento fiscal de Grecia. Según analistas, es poco probable que los paros hagan que el gobierno, que tiene una cómoda mayoría en el Parlamento, cambie el curso de sus políticas, pero las persistentes protestas dañan su popularidad.

El gobierno no tiene margen para cambiar las políticas, aseguró Costas Panagopoulos, jefe de la encuestadora ALCO. Pero la mayoría de los griegos cree que la carga no es compartida de manera igualitaria y ese es el problema, agregó.

La huelga general, la primera en este año después de las siete realizadas en 2010, fue convocada por las principales centrales sindicales del país, la GSEE (del sector privado y con un millón de adherentes) y Adedy (sector público, 350 mil adherentes), y afecta también a las administraciones, las oficinas públicas, los hospitales y la enseñanza.

Algunas tiendas estaban cerradas por la mañana y tenían carteles que indicaban cerrado por huelga, pero otras funcionaban normalmente. No había en el país informativos de radio ni televisión, como tampoco reactualización de las informaciones en los portales de Internet, dado que también la Unión de Periodistas se sumó a la huelga.

En Atenas, la manifestación convocada con ocasión de la huelga dio lugar a enfrentamientos entre jóvenes manifestantes y policías antidisturbios.

Papandreu comenzó el lunes en Alemania una gira europea destinada a convencer a sus aliados de que atenúen la presión sobre su país, en el contexto de las discusiones en curso sobre la aplicación de un mecanismo permanente de lucha contra las crisis presupuestarias de la zona euro.

En momentos en que ciertos economistas mencionan la hipótesis de un abandono del euro por parte de Grecia (a través de la cesación de pago de su deuda soberana), la canciller alemana, Angela Merkel, reservó el martes su respuesta, pero recalcó que un eventual reescalonamiento del reembolso del préstamo otorgado a Grecia era objeto de discusiones dentro de la zona euro.