El América regaló medio partido. Un gol en menos de 60 segundos y un expulsado, Matías Vuoso, al minuto 15, sirvieron para que Morelia lo exhibiera. Apenas pisaban la cancha y los visitantes ya estaban encima del área de Memo Ochoa, que se quedó helado al ver cómo caía el primer tanto en contra. Con la mandíbula desencajada, los americanistas no alcanzaban a entender que en el primer minuto Rafael Márquez Lugo ya les había metido un tanto que confirmaba que los michoacanos suelen atragantarlos.

La ansiedad de empezar perdiendo se contagió rápidamente como un virus y recorrió las líneas americanistas: del nerviosismo de la defensa al titubeo en la media cancha hasta alojarse finalmente en la precipitada línea de ataque. Un cuarto de partido consumido y Vuoso ya mostraba síntomas preocupantes.

La disputa de una pelota contra un tosco Joel Huiqui, que el árbitro marcó contra él, hicieron a Vuoso perder los estribos, y presa de la impotencia escupió un insulto. El oído sensible del árbitro asistente captó el improperio y lo comunicó al silbante central, para que expulsara al delantero, quien suplicó ante la decisión irreversible del árbitro Jorge Isaac Rojas, quien sólo ignoraba los lamentos.

Un hombre menos, un hueco más. Los americanistas perdieron de ese modo cualquier idea con la que pretendían encarar el duelo ante un conjunto al que no le ganan desde el torneo Apertura 2007. Desde la defensa, Mosquera y Valenzuela tuvieron que adelantarse para evitar ser arrinconados, mientras Vicente Sánchez tuvo que ser un poco Vuoso, una apuesta que al poco tiempo terminó por borrarlo del terreno de juego.

Morelia se acomodó a gusto. De entrada le reconfortaba la historia que le precedía con sólo dos derrotas en 10 duelos contra las Águilas. Pero lo que ganaron en confianza lo perdieron en precisión. Aunque dominaron ampliamente la primera parte, empezaron a ablandarse en el ataque.

Monarcas desperdició oportunidades de aumentar el marcador. Unas veces por el centro, otras por fuera, pero los delanteros alcanzaban el área americanista sólo para definir en formas asombrosamente ridículas. Sabah superó a Kevin Rojas y envió una volea encima del arco. Sabah otra vez desbordó a la zaga, pero bombeó demasiado.

Nadie estaba más errático en la definición que Joao Rojas, quien incluso atinó un disparo al pecho de Ochoa, y más tarde, frente a la puerta abierta, mandó el balón a las gradas.

Sin embargo, su insistencia terminó en un acierto. Luego de tres oportunidades claras, Joao Rojas organizó una pared con Elías Hernández, y con tranquilidad consiguió el segundo tanto para Monarcas.

El Morelia, que no supo capitalizar tener a un hombre más en la cancha, se fue al intermedio con la certeza de que enfrente estaba un equipo en uno de sus peores momentos del torneo.

Lo que América regaló en la primera parte, lo peleó en la segunda. Aún con un equipo paticojo, el técnico Carlos Reinoso hizo algunos movimientos para buscar la salida. Con Layún colocado más hacia la media cancha, el conjunto empezó a ganar terreno a fuerza de músculo y voluntad.

Vicente Sánchez volvió a ser Vicente Sánchez. Más resuelto con los movimientos de Reinoso, probó al portero Federico Vilar en un primer disparo. El rechazo del arquero del Morelia fue cazado por Reyna, quien intentó un tiro que salió muy flojo, pero ahí estaba Sánchez para terminar lo que empezó y en un lance de palomita metió el único tanto de los locales.

El Morelia se replegó ante el embate salido del orgullo herido americanista, que estuvo cerca del empate, pero difícilmente 10 hombres pueden revertir lo que desperdiciaron 11 durante los primeros minutos.

La marca negativa ante Morelia permanece y en esas condiciones, además de Jagger Martínez lesionado por un desgarro, el América viajó ayer rumbo a Argentina para enfrentar a Argentinos Juniors en la Copa Libertadores. Se van con rabia, como dijo Reinoso, con la amargura de que en el segundo tiempo con 10 jugadores metieron al rival en su cancha, pero cuando tuvieron 11 regalaron el partido.