Townsend y el futuro de la investigación sobre pobreza en Gran Bretaña / II
Salida a la subestimación de pobreza por usar el criterio de intersección
demás de las críticas que relaté en la entrega anterior (28/01/11) al método de medición de la pobreza que viene aplicando el Grupo Bristol (criterio intersección que minimiza el nivel de la pobreza, ya que, para considerar a alguien pobre no basta con que esté debajo de la línea de pobreza (LP) sino además debe mostrar carencias directas; visión reduccionista de los recursos; y método estadístico o relativista para definir la línea de pobreza, LP, ambos inadecuados porque lo que necesita un hogar no se especifica, es una caja negra ), en la reunión del Grupo Asesor internacional del nuevo y gigantesco proyecto del Grupo Bristol bajo el nombre de PSE (pobreza y exclusión social, por su nombre en inglés) celebrado en enero de este año, añadí una crítica más: la separación de pobreza y exclusión social y la pérdida que ello supone de la visión unificada de las carencias atribuibles a las restricciones de recursos. Aunque mi crítica a la aplicación del criterio intersección, como comenté en la entrega anterior, no fue abordada en la polémica por Internet que tuve con cuatro de ellos a finales de noviembre del 2009, ahora esa crítica fue incluida, de la siguiente manera, en la agenda de discusión del Grupo Asesor internacional:
“Errores Tipo II. Julio Boltvinik argumenta que la metodología del PSE está errada porque, para minimizar los errores Tipo I (esto es, clasificar a los no pobres como pobres) incurrimos en fuertes errores Tipo II (eso es, clasificar a los pobres como no pobres). ¿Cómo podemos medir esto y cuál es la solución? Si reducimos los errores Tipo II pero al hacerlo aumentamos los errores Tipo I, ¿cómo podemos entonces persuadir a los hacedores de política a que usen nuestros resultados? (Desafortunadamente, los hacedores de política en el Reino Unido están con frecuencia preocupados sobre los errores de focalización por los cuales los dineros orientados a los pobres son incorrectamente gastados en los no pobres –esto puede no ser un problema tan grande en algunos países europeos”.
Como se aprecia, hay una aceptación implícita de la crítica, es decir que el criterio intersección minimiza la pobreza al elevar el error Tipo II. Nótese que la preocupación del Grupo Bristol (sobre todo de David Gordon) no parece ser conocer la verdad sino presentar resultados políticamente correctos
, doblegando la verdad científica ante la conveniencia política. Es la misma actitud que narré en la entrega anterior, de Jonathan Bradshaw quien, convencido que el enfoque de presupuestos familiares es el procedimiento correcto para calcular la LP, sostiene que no tiene caso seguir presionando al respecto porque los políticos no aceptan este método porque significa identificar más pobreza). ¿Cuál es el sentido de emprender un proyecto multimillonario si de entrada se buscan resultados de pobreza acotados? Ahora me pregunto si no será también ésta la razón para separar pobreza de exclusión social, puesto que al catalogar muchas carencias como exclusión social, éstas no aumentan la pobreza, sino que quedan en otra parte (que además no se integra con pobreza). Como se aprecia también, la única solución entrevista por Gordon a la sobreestimación es la de adoptar el criterio opuesto (el de unión de los conjuntos en el cual basta con tener carencias directas o estar bajo la LP para ser pobres) que sobrestima la pobreza ya que maximiza el error de inclusión. Les propuse adoptar una solución numérica muy sencilla, pero que por la dinámica de una discusión colectiva con muchos participantes, no pude explicar con detalle. Procedo a hacerlo.
1. Calcular la variable de logro de la pobreza de ingresos para cada hogar, tanto por arriba como por debajo de la norma (por ejemplo, un hogar cuyo ingreso está 10 por ciento por arriba de la LP tendría un valor de 1.1). 2. Contar el número de privaciones directas del hogar y dividirla entre el total de rubros de carencias investigados; el cociente dará la variable de logro del hogar (por ejemplo, un hogar con dos carencias de un total investigado de 20 tendrá un logro de 0.9). 3. Obtener la media simple (o ponderada) de ambos indicadores de logro. 4. Aplicar el siguiente criterio de pobreza: todos los hogares que obtengan un promedio de 1.0 o más serán no pobres; los que obtengan menos de 1.0 serán pobres. En el ejemplo, el hogar tendría una media simple de 1.0 [(1.1+0.9) /2] y sería no pobre. 5. Hasta aquí tenemos una asimetría: mientras el indicador de pobreza de ingresos permite valores por arriba y por abajo de la LP, el de carencias directas sólo admite valores por debajo de la norma o en ella, pero no por arriba (es decir, es un indicador truncado). El cambio más sencillo que habría que hacer en el método de Bristol para lograr un indicador no truncado de carencias y logros sería incorporar en el cuestionario rubros de bienes y servicios no necesarios (lo ideal es que sean un número igual al de los necesarios), para que los hogares mejor situados pudiesen obtener valores por arriba de 1.0.
Ésta es mi respuesta a la segunda pregunta de Gordon (véase cita arriba): ¿cuál es la solución?
Mi respuesta a la primera pregunta (¿cómo se puede medir?
) es que una vez implantada la solución, que proporciona el resultado que estimamos que ni subestima ni sobreestima la pobreza, al compararlo con el del criterio intersección nos proporcionará el grado en el cual éste sobreestima la pobreza (y la medida en la cual el criterio unión sobreestima la pobreza).
A pesar de su sencillez, la propuesta esbozada está en línea con la tradición del MMIP (Método de Medición Integrada de la Pobreza, que aplico desde 1993 y que ha sido adoptado como método oficial por el Evalúa DF) y con una nueva corriente de mediciones multidimensionales de pobreza, entre las cuales se pueden mencionar la de Alkire y Foster (que ellos denominan conteo de doble corte
). La mayor virtud es que elimina el dilema entre subestimar o sobreestimar la pobreza y nos acerca a la verdad. Tal como he presentado la propuesta, minimiza los cambios que el Grupo Bristol tendría que llevar a cabo en su metodología actual con un importante impacto en la certeza científica de sus mediciones.
Naturalmente, en mi opinión habría que ir más allá e integrar una parte importante de lo que ahora llaman exclusión social a pobreza. Muchos son rubros típicos de pobreza por NBI (necesidades básicas insatisfechas) y pobreza de ingresos. (Véase gráfica que ilustra las restricciones al acceso a servicios públicos y privados, que forman parte de la medición de la pobreza pero que en el PSE se manejan en exclusión social. Hay rubros cuya satisfacción depende del ingreso, otros que dependen de acceso a servicios públicos gratuitos, y otros cuya asociación puede ser múltiple. Véase la nota aclaratoria en la gráfica). Por último, hay algunos elementos de lo que el PSE llama exclusión social que no deberían incluirse en la medición de la pobreza (como las redes sociales y la ayuda mutua presente en ellas, el mal llamado capital social, o su opuesto, el aislamiento,). Es un tema sobre el cual no tengo una respuesta definitiva.
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