Opinión
Ver día anteriorViernes 4 de febrero de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Entre la esperanza y el feminicidio
H

an bastado 72 horas para mostrar las dos caras de la realidad que viven Juárez, Chihuahua y México entero. El sábado 29 y el domingo 30 la participación ciudadana, plural, comprometida, no violenta y profundamente activa y reflexiva se vuelca a la primera jornada hacia la justicia, que tiene su epicentro en esta frontera, con movilizaciones espejo en Chihuahua y la ciudad de México.

En ayunos instalados en el monumento a Juárez, en Villas de Salvárcar, en el monumento a Gandhi en el DF, en el lugar donde cayó acribillada Marisela Escobedo en Chihuahua, organizaciones sociales, civiles, y ciudadanas y ciudadanos sin membrete, recuerdan el primer aniversario de la masacre de 18 jóvenes en Villas de Salvárcar, a la vez que celebran la Pascua de don Samuel Ruiz y conmemoran en la acción y en la reflexión al Mahatma Gandhi. Cientos de manifestantes se unen por sobre el muro de alambre que divide a Anapra, Chihuahua, de Sunland Park, Nuevo México, para reclamar: No a la sangre, no a la violencia, no al feminicidio.

Indudablemente la del fin de semana pasada ha sido la jornada más intensa, más visible, más plural y más unitaria que hayan hecho las y los ciudadanos, sobre todo de Ciudad Juárez, para exigir la justicia que lleve a la paz digna. Esta movilización logra captar la atención de la prensa y la opinión pública a escala nacional e internacional. Convoca a cientos de militantes de muy diversos tipos: anarquistas, trotskistas, lopezobradoristas, feministas, cristianos, activistas culturales, organizaciones sociales y no gubernamentales, gremios en lucha, como el de los médicos… etcétera. El Centro de los Derechos Humanos Paso del Norte, convocante inicial, ha recibido más de 2 mil cartas de apoyo vía correo electrónico. Por cierto, en el ciberespacio, sobre todo en las redes sociales, se da también una gigantesca movilización.

Sin embargo, no se apaga todavía el gusto de esperanza generado por esta jornada, cuando la prensa chihuahuense, en el lapso de 48 horas que va del domingo al martes, reporta varios asesinatos de mujeres:

El 30 de enero la Policía Federal vuelve a marcar con M de muerte su paso por Ciudad Juárez: en un retén acribilla con seis tiros a la joven Karina Ibeth Ibarra Soria, de 16 años, quien fallece horas después. En el sur del estado, cerca de Parral se encuentran los cuerpos degollados de tres jovencitas de entre 15 y 17 años. En el municipio de Santa Isabel, un hombre ebrio amenaza y luego atropella, arrastra a lo largo de 75 metros y destroza el cuerpo de la mujer policía María del Refugio Nevárez Villalobos. Y en Juárez, el 31 de enero la distribuidora del periódico El Diario Maribel Hernández, de 31 años, es asesinada a tiros a quemarropa en pleno centro de la ciudad. Así, la cifra de feminicidios en el primer mes de 2011 llega a 29, 7.25 por ciento más que el mismo mes del año pasado, según la organización Justicia para Nuestras Hijas.

Los mismos días el Inegi reporta que el estado de Chihuahua encabeza el índice de feminicidios por cada 100 mil mujeres, con 13.09 durante 2009. Esta cifra de vergüenza sigue adherida al nombre del estado porque los esfuerzos continuos y denodados de las organizaciones de mujeres para que se aplique el Protocolo Alba para la búsqueda de mujeres desaparecidas o se declare la Alerta de Violencia de Género han sido ignorados por las autoridades de todos los niveles.

La violencia no cede en Chihuahua ni en su expresión feminicida ni en su expresión juvenicida. Como tampoco ceden los atropellos a los derechos humanos por parte de la Policía Federal y el Ejército. Precisamente por esto es urgente replicar y ampliar movilizaciones ciudadanas como las del pasado fin de semana. Es necesario que las semillas que Juárez está sembrando florezcan en toda la República en una vigorosa insurgencia cívica y ética que cimbre a los poderes que siguen imponiendo su estrategia de violencia, muerte, impunidad e injusticia.

Para ampliar esta insurgencia es necesario retomar algunos de los aprendizajes que dejó la primera Jornada hacia la Justicia: convocatoria plural, de alto contenido ético, sin ribetes partidistas o electorales; diversidad ideológica, política y religiosa; liderazgos rotativos y nuevos; diversidad de expresiones en la acción: ayunos, marchas, representaciones, cantos, ferias de servicios de salud física y sicológica a los asistentes, música, poesía. Además, acción concertada con activistas de Estados Unidos; uso intensivo de las redes sociales en la convocatoria, combinado con la movilización callejera, efectiva. Llamados a la opinión pública local, regional, nacional, internacional.

Si en Túnez, si en Egipto, las multitudes han salido a las calles para terminar con las dictaduras unipersonales, ¿no podremos en México generar una gran revuelta cívica para acabar con la dictadura de la violencia y de la sangre?