Los Ángeles, 16 de enero. La gala de los Globos de Oro en Los Ángeles cumplió con algunos de los pronósticos, como el triunfo cantado de la película Red social, pero no pudo destacar especialmente por ser una ceremonia divertida y novedosa. Sí tuvo notas de humor y chistes subidos de tono, aunque no será recordada por ser muy distinta a cualquiera de las anteriores.

Eso, pese a que el comediante británico Richard Gervais, presentador de la gala, echó mano del último escándalo de Charlie Sheen en un hotel de Nueva York, y del supuesto caso de corrupción en el están involucrados los organizadores de los premios.

Gervais, lanzó: “Va a ser una noche de fiesta y de beber a tope, o como lo llama Charlie Sheen: ‘desayuno’”.

En una de sus intervenciones iniciales, Gervais criticó a algunos integrantes de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA, por sus siglas en inglés) por recibir sobornos para apoyar películas como El turista y Burlesque.

La semana pasada, el ex publicista Michael Russell presentó una demanda en la Corte Superior de Los Ángeles, en la que acusa a la organización y a sus periodistas de recibir compensaciones y viajes de estudios a fin de influir en nominaciones y premios, acusaciones que la HFPA minimizó antes del show.

El comediante británico expresó: “Esta noche hay que reconocer a todos los nominados, con excepción de los personajes de El turista, porque ellos además aceptaron sobornos”, intervención que dejó sorprendidos a muchos.

El corrosivo cómico arremetió contra grandes nombres del star system, cuestionó las dotes interpretativas de Angelina Jolie y Johnny Depp y dudó de la sexualidad de notables miembros de la Cienciología (como Tom Cruise y John Travolta). La prensa le ha criticado su conducta; incluso, durante la gala, Tom Hanks y Tim Allen le reprocharon sus bromas con ironía.

Al final, la alegría y el buen ambiente reinó sobre todo en tres o cuatro mesas del salón principal del hotel Beverly Hilton de Los Ángeles, las que se llevaron los premios más importantes.

Otros, pese a su mucho glamur, como Angelina Jolie y Brad Pitt, estuvieron más bien callados y fueron omitidos por los miembros de la asociación de periodistas extranjeros, la cual entrega los Globos de Oro.

Cuarenta años de trayectoria

Aunque sí tuvieron que levantarse de sus asientos para aplaudir al gran protagonista honorífico de la noche, el legendario Robert De Niro, quien fue distinguido con el premio Cecile B. DeMille, por su carrera de más de 40 años. El galardón fue presentado por el actor Matt Damon, quien trabajó con De Niro en la cinta El buen pastor, en 2006. Damon bromeó al asegurar que no conocía al actor hasta hace unos cinco años, y que cuando comenzó a preguntar por él todo mundo le decía que se trataba del mejor actor en activo.

Robert De Niro, protagonista de filmes memorables como Taxi Driver y El PadrinoFoto Reuters

Muchos así lo consideran, afirmó Damon, quien se animó a recordar algunas frases de películas míticas de De Niro, como El Padrino II, Buenos muchachos o Taxi Driver. De Niro “desaparece en sus personajes: estaba casi irreconocible como la prostituta de 13 años de Taxi Driver”, bromeó Damon, en alusión al papel que interpretó Jodie Foster en esa cinta.

Megan Fox bajo el escáner

No pasará mucho hasta que Matt reciba este premio, y espero poder dárselo yo. Espero que me quede mucho tiempo por aquí, dijo De Niro luego de recibir el galardón, y en un tono ácido, expresó: Antes de esta gala fueron deportados muchos miembros de la entidad, junto a la mayoría de los camareros... y Javier Bardem, dijo en referencia a la polémica política migratoria del país y a la ausencia del actor español en la gala. Espero que todos tengan sus papeles en orden, ya que agentes de migración los checarán justo después de que hayan escaneado completamente la silueta de Megan Fox.

Continuó: “Estaba muy motivado cuando hicieron el anuncio de este reconocimiento hace dos meses... justo antes de que hicieran una crítica sobre Los pequeños Fockers. Está bien, todos tenemos trabajo qué hacer...

“Esas cintas son como mis pequeños hijos, excepto que a éstos me resulta más caro mantenerlos, ya que van a escuelas privadas, además de que con ellos no puedes hacer un remake en 3D. En cierta medida, a ambos sólo tienes que dejarlos ir y esperar lo mejor. Hacemos lo mejor que podemos cuando realizamos una película. El público es el que decide si es entretenida, los críticos si es buena y, al final, es la posteridad la que decide si es arte.”

A pesar de que no se llevó la estatuilla dorada por mejor actor secundario de película dramática, el actor Michael Douglas, de 66 años, fue el gran ganador durante la alfombra roja. El protagonista de Wall Street desfiló al lado de su bella esposa, Catherine Zeta-Jones, lució saludable, aunque más delgado de lo normal y con un timbre de voz diferente, y dijo haber derrotado el cáncer de garganta que lo aquejaba. Douglas, quien presentó el premio principal de la ceremonia, recibió una sentida ovación de la audiencia.