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Ángeles en éxtasis
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Periódico La Jornada
Sábado 8 de enero de 2011, p. a12

Para iniciar el año nuevo con música de primera calidad: Officium Novum, tercera colaboración para la infalible firma germana ECM del alientista noruego Jan Garbarek y el cuarteto canoro británico The Hilliard Ensemble.

Un estado del alma, eso contiene el disco.

El escucha se vuelve más transparente mientras el sax soprano del maestro Garbarek se funde en melopeas llegadas de otra galaxia con los unísonos del cuarteto vocal y vuelca en rulos en el aire cuando sobresalen las figuras ornamentales que ostenta el contratenor David James.

Sublime es una palabra que apenas se aproxima a esta experiencia que traspasa lo religioso.

La historia de la cultura occidental registra un hito: el nacimiento, en 1993, del disco Officium, primera colaboración de estos artistas. Hasta entonces los discos ECM eran escuchados entre iniciados.

El impacto de aquella música tan hermosa fue tan brutal como la caricia de una mariposa en pleno vuelo. Un millón de copias se vendieron de inmediato y no dejan de reditar ese álbum prodigioso debido a la recomendación que reverbera de boca en boca, de flor a flor.

Cinco años después se reunieron para publicar Nnemosyne. El principio del placer: los cantantes bordan música antigua siguiendo partituras rescatadas de viejos monasterios, mientras Garbarek improvisa y los obliga entonces a improvisar, todo a partir de las armonías propias de la música antigua.

Place harto a Garbarek hurgar en los andamios invisibles del aire. Se jacta de no leer partituras, como sí lo hacen sus colegas del Hilliard Ensemble. Prefiere, siguiendo sus palabras, pasearse por la música.

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Un estado de encantamiento captura el escucha mientras suena Officium Novum, centrado en el quehacer sonoro de Europa del Este, en particular de Armenia, con el trabajo musicológico y composicional (qué término más mamuco. Mejor: de escritura) de una leyenda armenia: el padre Komitas Vardapet (1869-1935): piezas anónimas, obras escritas por Komitas (con ustedes, el payaso Gomita, y aparece en escena un clown que vomita, fin del chistorete, sigue el texto:), cantos rituales y de índole vernácula, además de piezas compuestas por el propio Garbarek y una partitura de Arvo Part, por si faltara una cereza para este pastel tan exquisito.

Piense el lector en belleza y se aproximará a la naturaleza, tan sensual como ascética, tan magra como carnosita, así de austera como espléndida, de este disco sencillamente maravilloso.

Está tan en estado puro esta manifestación de la belleza, contenida en este álbum, que el carácter religioso que alguna vez animó estas partituras queda elevado a su condición mejor: el éxtasis, como el reflejo del rostro de aquellos ángeles de Giotto, cuya aura dorada es producida por el furor interno que ebulle en su delectación estética, extática.

O bien como el rostro en éxtasis amoroso de aquellas vírgenes esculpidas por manos maestras y que viven en las pequeñas iglesias escondidas entre las calles de Roma.

El éxtasis sexual más allá de la metáfora.

Feliz año nuevo con este Officium Novum, esta buena manera de entender la música.