ste galardón es casi con seguridad el más promocionado en todo el Reino Unido y su fama, merecida o no, involucra a todos los interesados en el campo artístico, no sólo a los productores de arte. Se convoca cada año a través de una curaduría que elige cuatro participaciones, ya sean individuales o de grupo. La elección se realiza calibrando las que a juicio de la curaduría fueron las cuatro exposiciones de arte contemporáneo más relevantes del año. Se examinan sólo las de quienes nacieron en Gran Bretaña, independientemente de su lugar actual de residencia o bien las de artistas de otras latitudes, siempre y cuando hayan vivido y exhibido allí a lo largo de un lustro. La edad límite es de 50 años.
Fue instituido en 1984, y el hecho de que se denomine Premio Turner nada tiene que ver en cuanto a influencia o modalidad con JM William Turner (1775-1851), uno de los más destacados pintores ingleses, anticipador de modalidades posteriores. La mayor parte de sus óleos, acuarelas y dibujos están en la Tate Britain, donde tienen lugar las exposiciones de las cuatro participaciones elegidas. La meta es promover la difusión y el mercado del arte contemporáneo. Está financiado por el Canal 4 de televisión desde 1991, e implica publicidad masiva. Solemos recordar a algunos artistas que lo han recibido, como Richard Deacon, Anish Kapoor, Anthony Gormley y, desde luego, Damien Hirst, en 1995, con Mother and Child, el cuerpo de una vaca diseccionada con su ternero sumergida en cuatro tanques de formol.
No sólo ellos resultan conocidos, también varios de los finalistas, como la portuguesa Paula Rego, quien ahora protagoniza una retrospectiva en el Marco, o Sean Scully, el pintor abstracto de quien pudimos admirar una buena muestra en ese mismo museo. El o los ganadores (lo obtuvo la pareja Gilbert & George, en 1987) reciben 25 mil libras y los demás 5 mil, pero éstos gozan casi de idéntica promoción, y así sabemos que Tracy Emin presentó una instalación consistente en su cama deshecha con testimonios de sus costumbres privadas, botellas vacías, condones y ropa íntima usada. Aunque fue muy denostada (no ha sido la única participación en serlo, pues el premio acarrea publicidad sumada a congtroversias), se convirtió en punto de referencia.
La versión actual, dirimida a principios de diciembre, congregó a la gallega Ángela de la Cruz, elegida por su exposición en Camden Art Center. Presentó telas desprovistas de bastidores, dobladas, plegadas o apiladas de modo que se convierten en esculturas o relieves, recurso que proviene del Arte Povera. El grupo Otolith, integrado por Anjalika Sagar y Kodwo Eshun, de raigambre africana, ofreció videoinstalación a partir de películas de 15 mm, y Dexter Dalwood, el pintor de tónica pop que actualiza con matiz de cartel, con exhibición previa en la Tate St. Ives, estuvo representado mediante composiciones que aluden a la muerte de personajes famosos, entre otros Che Guevara y la Ofelia, de Hamlet, a partir de una pintura prerafaelita.
La galardonada fue Susan Phillips con una instalación sonora que alternó silencios con canto a capella en un ámbito se dice que vacío de otros elementos. Reiteró aires de Glasgow que previamente ofreció en sitios públicos. Una de sus songs aludió, a través del título solamente, a la muerte del científico David Kelly, inspector de armas bacteriológicas en Irak durante el gobierno de Blair. El cuerpo del doctor en microbiología fue hallado en una zona boscosa el 17 de julio de 2003. Se desató una ardua investigación para determinar la causa del deceso, llegándose a la conclusión de que fue suicidio, pues se halló que había ingerido sobredosis de cierto medicamento, además de cortaduras en una muñeca. El veredicto no fue aceptado de manera unánime.
Como quiera que sea, el científico nacido en Gales, estuvo sometido a tremendo estrés a raíz de una controversia sobre asuntos exteriores parlamentarios, y se vio conminado a declarar ante un comité en la Casa de los Comunes, hecho que fue televisado, a lo que se llegó partiendo de la difusión de lo que fue entrevista privada de un periodista de la BBC, quien al parecer no declaró el nombre de su interlocutor, pero fue deducido. David Kelly no era miembro de la inteligencia secreta ni el periodista pareció percibir los alcances de su entrevista, hasta donde se sabe.
También Dexter Dalwood dedicó a Kelly una pintura (muy elemental) que representa el árbol bajo el que fue encontrado su cuerpo. Igualmente, Damien Hirst, aludió al hecho en su relativamente reciente exposición en la galería Hilario Galgera en esta ciudad.