Me considero una persona exitosa y soy dichosa. Es la primera vez en muchos años que disfruté la Navidad y el Año Nuevo plenamente con la familia, con mi pareja y con los amigos: ¡estoy feliz!, y ansiosa por empezar los nuevos retos, dice Paola Espinosa, quien adelanta que después de Londres 2012 piensa en la posibilidad de retirarse o tomarse una pausa, pero de lo que sí está segura es que ya no competirá en la plataforma de 10 metros.

La sudcaliforniana se ve radiante. Su delgada y estilizada figura resalta aún más con el tono coral del traje de baño que lució ayer, en otro día de entrenamiento en la alberca del Centro de Formación y Desarrollo Deportivo de Alto Rendimiento, en el sur de la ciudad de México.

Ante la mirada de sus padres, quienes radican en Baja California Sur, la campeona mundial y medallista olímpica cumple la primera sesión de prácticas por más de cuatro horas de una doble jornada, que concluye por la tarde y la que comparte con su inseparable compañero Rommel Pacheco, su pareja en sincronizados Dolores Hernández y un grupo de niños y jóvenes prospectos que se preparan rumbo al selectivo de clavados, a realizarse del 20 al 22 de este mes en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano.

Por tercera ocasión Espinosa no participará en la eliminatoria para los torneos de Grand Prix, porque tiene otras metas, como la mayoría de los deportistas que contenderán este año en Campeonatos Mundiales, certámenes europeos, preolímpicos y los Juegos Panamericanos de Guadalajara.

Paola, quien anhela ser monarca olímpica individual –en Pekín conquistó bronce con Tatiana Ortiz en sincronizados 10 metros–, no descarta que logre cumplir ese sueño en Londres, pero tampoco está obsesionada, porque con lo que ha ganado me siento muy satisfecha.

Confiesa que 2010 fue diferente, porque cumplió todo lo que se propuso. Donde me he parado he traído un buen resultado; obviamente tengo más sueños, así como disfrutar a mi familia, pensar en mi futuro como mujer, como persona, sin descuidar mi objetivo deportivo. Creo que me llegó la madurez en todos los ámbitos, refiere la clavadista, quien se inició a los siete años y ahora tiene 24.

Asegura que ni las medallas de oro ni los premios que ha obtenido la hicieron exitosa, sino el hecho de ser una buena mujer, cuya familia le inculcó valores y le depositó la confianza para dejar su entidad desde muy pequeña para competir en la capital o el extranjero, luego radicar en Monterrey y actualmente en el Distrito Federal al lado de su entrenadora a la que amo, la china Ma Jin.

–¿A qué más puede aspirar una mujer de retos?

–Más que nada mantenerme en los primeros lugares. Sé perfectamente que en el deporte hay altas y bajas, y espero mejorar.

–¿Te preocupa México por lo que está pasando?

–¡Claro! Es una situación que a nadie le gusta (por el crimen organizado y ser el primer lugar mundial infantil en obesidad), pero como en todo está la otra la cara de la moneda y no es nada más México.

La única forma como podemos ayudar los deportistas es ser buenos líderes, seguir empujando a los niños y alejarlos (de los vicios o drogas), animarlos a hacer deporte, inyectándoles esas ganas de vivir bien, porque nosotros somos de carne y hueso como ellos y pueden llegar a ser triunfadores y exitosos en la vida.