Con el fin de cerrar el paso al coyotaje y las trampas, como inyectar gas, cambiar el tiempo, utilizar llantas bajas o colocar globos con la mezcla de gases requerida para pasar la verificación vehicular, la secretaria de Medio Ambiente, Martha Delgado, dio a conocer que a partir del 1^O de enero se renovarán equipos en los 81 centros, para lo cual habrá una inversión privada de 150 millones de pesos.

En la ciudad de México se tienen 3 millones de vehículos, de los cuales un millón 200 mil –40 por ciento– son anteriores a 2000 y, de ellos, 200 mil “son un problema real, porque carecen de convertidor catalítico y no pasan la verificación anual, y muchas veces sus dueños incurren en actos irregulares para cumplir con esta obligación.

El marco legal no ayuda para acabar con esa problemática. Así que se aprovechará que vencen las concesiones este año, para que los 81 verificadores sustituyan sus 300 líneas de revisión, con una inversión unitaria de 40 mil dólares, y seguir operando, “sin que ello repercuta en un incremento en el precio por el holograma 0 y 2, el cual sólo se actualizará con base en la inflación.

La funcionaria explicó en entrevista que el software que se utilizará en esos equipos fue elaborado por la dependencia, la cual “será la única facultada para operarlo e intervenirlo, tarea que hoy tienen empersas privadas, con el fin de acabar con los actos de corrupción que se cometen en algunos sitios –los menos– y nos han obligado a actuar en su contra, cuando se tienen pruebas”.

El objetivo es que la segunda verificación de 2011 se haga con estos nuevos equipos. “En caso de que algunos de los empresarios no cumplan “se les bajará el switch, pues se les habrán dado seis meses para adquirir los nuevos equipos”. Asimismo se pondrán candados para evitar que los vehículos verifiquen en otras entidades, para burlar estas medidas.

Además se analiza poner en marcha un programa de apoyo para sustituir las unidades con más de 10 años de antigüedad similar al de taxis, antes de poner en marcha una tenencia verde, que puede ser regresiva, al obligar al dueño de un vehículo viejo a pagar más, porque contamina más, sin tomar en cuenta los años pagados de tenencia y la precariedad de su situación económica, comentó.

Mientras, con las empresas se negocia la aplicación de incentivos fiscales para el cambio de horario de su personal y distribuir la carga vehicular, pues hay horas del día que las vialidades primarias y hasta el mismo Metro va casi vacío, y otras donde se circula a vuelta de rueda o es imposible acceder. Hoy la batalla contra la contaminación no la hemos ganado, reconoció.