Los caballos que corrieron...
a designación de los consejeros faltantes del IFE y el voto inamovible para acabar vetando las candidaturas enviadas al Senado para no dejar incompleta a la Suprema Corte dejaron sin aliento a los sonámbulos de la transición que se empantanó y muestra el plumaje manchado de la alternancia paralizada. EL Congreso falla nuevamente, señalan los medios de información, incluido The New York Times de ayer sábado: México ve languidecer el combate al crimen, dice, porque el Congreso no avanzó en las iniciativas de Mr. Calderón.
Y la polarización politiquera recibe el aval mediático, patética obsesión del agonizante sexenio. La Suprema Corte que se queda corta porque el PAN, el partido en el poder, con su flamante líder, imagen del maderismo detrás del espejo, que vino de Chihuahua donde don Gustavo se inició en los quehaceres públicos bajo la tutela de un cura progresista, de esos de la liberación, votó en bloque en favor de doña Rosa Díaz de León: 48 votos en primera vuelta y ahí se congeló el impulso conciliador que el senador Gustavo Madero dijo sería el objetivo de su mandato autónomo. Bueno, no tan autónomo, porque el resto de los senadores emitieron 74 votos en favor de Mónica López, a la que faltaban apenas siete para alcanzar el porcentaje que la norma dicta. Hubo segunda vuelta y vuelta a lo mismo.
Va de nuevo: 48 votos de las curules del PAN en favor de Rosa Díaz de León. No pasarán. Ni un paso atrás. Ningún senador rebelde, o autónomo
, con opinión propia: voto en bloque y se pospuso la aprobación del nombramiento de una de las tres abogadas, cuyos nombres envió el presidente Felipe Calderón. Del IFE mejor no hablar. Ahí se entrampó la resolución del trámite por el infantilismo democrático. El voto de la mayoría se define hoy con el muy popular término peyorativo mayoritear. Y así no hacen falta adjetivos a nuestra democracia empantanada. En Oaxaca, cuna del milagro milenarista, de la victoria de la izquierda vestida de azul con la camisa encorbatada, del retorno de los que se fueron al llegar José Murat, Gabino Cué designó gabinete plural de pureza a toda prueba. Y una de las vestales dejó el cargo porque no pudo mostrar el título profesional exigido por la norma.
Aquí nos tocó vivir, dirían los fieles a Carlos Fuentes. Pero esto ya no es vida. De damas hemos referido los padecimientos en las vueltas a la noria; frente a la desesperanza por los polkos que acumulan reservas de divisas mientras crece el número de mexicanos en la pobreza, sin empleo, o en la informalidad, al ritmo angustioso del hambre, cuya sombra de hambruna oscurece el panorama. Las cuentas alegres del secretario de Hacienda, las cifras retadoras del secretario de Educación, poco dicen a quienes topamos con la noticia de que nuestro crecimiento económico ha sido menor que el de Haití. El homenaje del gobierno a la admirable señora Isabel Wallace dejó un amargo sabor a renuncia del poder constituido. El asesinato en Chihuahua de Marisela Escobedo, la valiente madre que protestaba la liberación del asesino confeso de su hija, dizque por un tecnicismo jurídico, comprueba el vacío terrible del Estado ausente.
Se acaba el año. Y el sexenio llega al final prematuro, por la premura del que despacha en la Presidencia de la República; por las prisas de propios y extraños por resolver con quién van a enfrentar la campaña de la supervivencia. Felipe Calderón ya apostó a la polarización política y a la guerra sin tregua al que intente... lo que sea, lo que se desvíe un ápice del desconocido plan para reverdecer la higuera y ser elevado a los altares con las armas en la mano y el valor reconocido desde el exterior, así como por la descomposición de la izquierda y la indefensión del priísmo ante el amago de ratificar el voto del hartazgo, o de repetir la locura del voto útil que llevó al poder al inconcebible Vicente Fox. Lo de Michoacán es modelo de centralismo autoritario vestido con virginal pureza de justicia en defensa de la gente.
No digo del pueblo, porque ya todos hablan de la gente
. Como llamaron consejeros ciudadanos
a los del IFE del estreno, así como Felipe Calderón invoca la vox dei al afirmar su disposición a respaldar a un candidato ciudadano
a la Presidencia de la República. Y los del priato tardío, los de la transición, empezando por Fox y él mismo, los habidos y por haber en el sistema plural de partidos, ¿no eran, no son ciudadanos? En la penumbra vaga, dice la sorprendente canción compuesta por Rosario Sansores, cronista de sociales en los albores del alemanismo modernizador. Ahí, donde todos los gatos son pardos y ninguno atrapa ratones, el PRI redescubre la unidad que alguna vez confundió con unanimidad. Humberto Moreira deja el gobierno de Coahuila el 3 de enero, y Emilio Gamboa, líder de la CNOP, ya le avisó que se retira de la contienda antes de que empiece, porque lo importante es recuperar el Poder Ejecutivo de la Unión.
Y Gamboa recibe inusitados elogios por el espíritu de cuerpo, por saber sacrificar su ambición para evitar que se repita lo de 2006. Y lo de 2000. Y lo de 1988, que vio y vivió muy de cerca y con mayor claridad que Manuel Camacho. Pedro Joaquín Coldwell dio a conocer convocatoria y fechas para el proceso de elección de presidente y secretario general del CEN del PRI: el 7 de enero se abre el registro; el 20 de febrero serían las elecciones, si hay más de un candidato registrado, aclaró el que fuera gobernador de Quintana Roo. No lo habrá. A menos que algún despistado reclame sus 15 minutos de fama. Me voy, pero nos vamos a ver muy pronto y muy seguido, le dijo Humberto Moreira a Felipe Calderón en Saltillo.
La suerte está echada. Felipe Calderón apostó la quinta y los mangos a la guerra; ufanamente declara que ya tiene los juguetes que necesitaba. Y ya son más de 30 mil los muertos. En Michoacán gana batallas y podría perder la guerra. La izquierda fracturada, domeñada por su propio afán de impedir el retorno del PRI, oye la voz de Cuauhtémoc Cárdenas y decide llamar a Lázaro Cárdenas Batel. Luego vendrá el despido de Jesús Ortega. Y el golpe de marro con que la clientela de Marcelo Ebrard piensa derribar la estatua de presidente legítimo de Andrés Manuel López Obrador. Del líder social de multitudes que lo proclaman vencedor. Aunque lo den por muerto los encuestadores y persistan la dudas de los incrédulos: ssin operadores políticos, sin organización férrea y representantes en cada casilla, esas multitudes no votan.
Enrique Peña Nieto lleva 12 largos de ventaja a los otros caballos que corren. En el estado de México convocó y reunió a la plana mayor del PRI. A Beatriz Paredes y Jesús Murillo Karam; a Manlio Fabio Beltrones y a Francisco Rojas, líderes priístas del Senado y de la Cámara de Diputados, respectivamente. A los gobernadores de señorío feudal
que tanto atemorizan al PAN y al PRD, con el nuevo consejero Fidel Herrera y Humberto Moreira a la cabeza. Emilio Gamboa, de la CNOP, presente. Pero no apareció en la foto Cruz López Aguilar, de la CNC. Tampoco Joaquín Gamboa Pascoe, de la CTM.
La ausencia del sector campesino y del obrero despista a los partidarios y alienta a los adversarios. O será que algunos quisieran darle la razón a Pablo Neruda. CNC, CTM y CNOP, que es el sector popular, le dijeron. Y el poeta socarronamente preguntó: “¿En México, los campesinos y los obreros no son populares?