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Contra el Establishment

Las revelaciones desnudan el manejo de la diplomacia

Tiembla Washington ante la mayor filtración de documentos secretos
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de noviembre de 2010, p. 3

Nueva York, 28 de noviembre. La filtración más grande de documentos oficiales secretos en la historia de Estados Unidos –un total de 251 mil 287 cables de unas 274 embajadas y consulados de Washington alrededor del mundo– provocó una de las crisis diplomáticas más graves de la historia de este país, que podría transformar para siempre el ejercicio de las relaciones internacionales entre gobiernos.

El sitio cibernético Wikileaks, en desafío al gobierno de Estados Unidos, empezó hoy a colocar el material en línea afirmando que los documentos ofrecerán a personas de todo el mundo un discernimiento sin precedente de las actividades del gobierno de Estados Unidos en el extranjero. Agregó, en su página, que los “cables demuestran el alcance del espionaje de Estados Unidos sobre sus aliados y la (Organización de Naciones Unidas) ONU, cerrar los ojos ante la corrupción y el abuso de los derechos humanos en ‘estados clientelares’, los acuerdos en cuartos traseros con países supuestamente neutrales, el cabildeo en favor de empresas estadunidenses, y las medidas empleadas por diplomáticos estadunidenses para hacer avanzar a aquellos que tienen acceso a ellos. Esta difusión de documentos revela las contradicciones entre la actitud pública de Estados Unidos y lo que dice a puertas cerradas, y demuestra que si los ciudadanos en una democracia quieren que sus gobiernos reflejen sus deseos, deben preguntar si pueden ver lo que ocurre detrás del escenario”.

El gobierno de Barack Obama condenó la divulgación de los documentos, después de realizar una intensa labor diplomática a lo largo de los días recientes para advertir a sus aliados sobre los contenidos de esta filtración. El Departamento de Estado advirtió a Julian Assange, fundador y director de Wikileaks, que la publicación de los documentos pondría en riesgo tanto vidas como operaciones militares, y además que sería un delito. Assange, en la última fase de su negociación con el gobierno estadunidense, respondió este domingo con el anuncio de que procederían a filtrar los documentos.

La Casa Blanca, en un comunicado, declaró: condenamos en los términos más firmes la divulgación no autorizada de documentos clasificados e información delicada de seguridad nacional. Acusó que estas divulgaciones ponen en riesgo a nuestros diplomáticos, profesionales de inteligencia y personas de todo el mundo que acuden a Estados Unidos por ayuda para promover la democracia y el gobierno abierto. Subrayó que el presidente Obama apoya “gobiernos responsables, que rinden cuentas y abiertos tanto en su país como en el mundo, pero esta acción imprudente y peligrosa va en contra de esa meta. Wikileaks ha puesto en riesgo no sólo la causa de los derechos humanos, sino también las vidas y trabajo de estos individuos”.

Mientras tanto, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, continuó intentando limitar los daños en los días recientes y este fin de semana, comunicándose con sus contrapartes en Alemania, Arabia Saudita y otros estados del golfo Pérsico, Afganistán y Francia, para argumentar que algunas de las evaluaciones francas, o sea no muy positivas, de sus líderes no reflejaban la posición del gobierno estadunidense, o sólo parcialmente. Ordenó a embajadores estadunidenses en varias partes del mundo avisar a los gobiernos que podrían ver retratos poco halagadores de ellos, o peor, ver publicadas sus conversaciones privadas con funcionarios estadunidenses.

Como señala The Guardian, ahora Washington enfrenta la labor de convencer a sus contrapartes y sus informadores y colaboradores en todo el mundo de que los intercambios a futuro se mantendrán fuera de la luz pública.

En los documentos se ofrecen evaluaciones políticas de varios dirigentes, se revela una operación de espionaje de los altos mandos de la Organización de Naciones Unidas por diplomáticos estadunidenses; la intensa campaña para aislar a Irán, la creciente preocupación por el manejo de material nuclear por Pakistán, esfuerzos para convencer –a veces hasta con sobornos– a países a aceptar reos de Guantánamo, y la presión concertada contra Corea del Norte; evaluaciones de líderes latinoamericanos, del golpe en Honduras, y miles de cables enviados o recibidos por la embajada en México, como también toda una gama de maniobras diplomáticas que muestran las tácticas empleadas por Estados Unidos detrás de las cortinas en el manejo de sus intereses en el mundo. Con ello se desnudan como nunca las prácticas de la superpotencia tanto con aliados como con enemigos.

La mayoría del material ya difundido es de los dos o tres años pasados, y aun de fecha tan reciente como febrero de 2010, aunque hay cables desde finales de 1966. El paquete total es siete veces más grande que la filtración previa de Wikileaks sobre la guerra en Irak, hasta ese momento la filtración más grande de documentos clasificados en el mundo, aseguró el sitio, el cual informó que todo el material será emitido por paquetes a lo largo de los próximos meses.

La primera parte del cuarto de millón de documentos filtrados por Wikileaks fueron difundidos hoy por cinco medios (The Guardian, El País, Le Monde, The New York Times y Der Speigel) en sus portales, mientras el sitio de Wikileaks batalló para empezar a subir el paquete completo después de que anunció al inicio del día que estaba bajo ataque cibernético. Esta tarde estaba logrando su objetivo de subir poco a poco todo el material.

Vale señalar que los documentos, aunque clasificados, y muchos que indican que no deben ser compartidos con funcionarios extranjeros, no son del nivel secreto más alto, y no incluyen informes de inteligencia del más alto nivel.