Moscú, 22 de noviembre. El gobierno de Rusia dio a conocer el número de trabajadores extranjeros que podrán venir a este país el próximo año dentro de la cuota autorizada, el cual resulta –según diversas estimaciones– hasta siete veces por debajo de la realidad.

Las autoridades están dispuestas a recibir un millón 745 mil 584 extranjeros con documentos, pero el Servicio Federal de Migración cree que los trabajadores indocumentados superan en este momento 5 millones.

Las cuotas para 2011 establecen que habrá casi medio millón de personas que, por primera vez, podrán internarse en Rusia para trabajar. Junto con los que repiten, son menos que los trabajadores extranjeros con documentos que había a comienzos de 2010, pero es un dato que no toma en cuenta los que se quedan aquí de forma permanente al haber obtenido la ciudadanía rusa.

El Banco Mundial sostiene que Rusia ocupa el segundo sitio, después de Estados Unidos, como país con mayor cantidad de trabajadores extranjeros, con más de 12 millones esperados para al cierre de este año.

Lo cierto es que, de acuerdo con datos del propio Banco Mundial, las remesas desde Rusia alcanzaron 18 mil 600 millones de dólares el año pasado, lo cual pone a este país en el cuarto lugar mundial, tras Estados Unidos, Arabia Saudita y Suiza.

El dinero que envían los trabajadores foráneos a sus familias –entre 100 y 150 dólares mensuales, en promedio– da credibilidad a los cálculos que sitúan el número de extranjeros que laboran aquí por encima de 10 millones.

Es difícil, por no decir imposible, saber la cifra exacta de extranjeros que trabajan en la economía rusa, pues los hay desde especialistas altamente calificados, con registro en regla y sueldos que superan 15 mil dólares mensuales, hasta trabajadores sin papeles, que no figuran en las estadísticas oficiales y ganan una miseria.

La mayoría de los indocumentados proceden de Ucrania, Bielorrusia, Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, repúblicas todas de la antigua Unión Soviética. Ucranianos y bielorrusos se ocupan, principalmente, de albañiles, mientras los centroasiáticos asumen los trabajos peor remunerados, como los de barrendero, jardinero o recogedor de carritos en supermercados.

Por si fuera poco, patrones abusivos y funcionarios corruptos les pagan la mitad de lo que cobran, aun así mucho más de lo que podrían ganar en sus países de origen, en caso de obtener trabajo.

En el otro extremo, tan sólo en Moscú se presentaron 27 mil solicitudes para 2011, adicionales a las 47 mil de 2010, para especialistas extranjeros que vendrán a prestar servicios a empresas rusas o representaciones de firmas foráneas. Son casi 80 mil extranjeros que viven igual o mejor que muchos capitalinos.