La violencia no desaparecerá con más violencia, sino con una política social integral que atienda las demandas de la población más vulnerable en materia de educación, empleo, cultura, deporte y acceso a los servicios de salud, señalaron alcaldes de países de América Latina.

En entrevistas por separado, Moisés Shiriqui, representante de Trinidad, ubicada en la zona amazónica de Bolivia, afirmó que la desigualdad social está creando confusión, pues algunos pobres creen que estar en esa situación les da derecho de atropellar y apoderarse de lo que no es suyo.

El narcotráfico es el origen de todo este mal, porque mueve muchos recursos y eso hace que instituciones y autoridades se comprometan y permitan que la venta de drogas llegue a las escuelas secundarias y envenenen a nuestros niños, afirmó.

Gregorio Quintana, alcalde del municipio de Santa Ana, departamento de Maldonado, Uruguay, comentó que la violencia se combate “tratando de generar cultura, que no haya marginados, que no hayan excluidos. No todos los que delinquen son marginados o excluidos, también están los que delinquen de guante blanco; de repente son gente preparada, con buen nivel cultural e intelectual y, sin embargo, también están peleados con lo que son las leyes. Yo creo que es con cultura y deporte como se puede combatir la inseguridad”.

Una política social integral que considere a la educación, el deporte y el acceso a los servicios de salud es la alternativa más viable para enfrentar la violencia. Y las ciudades estamos encabezando esta lucha, porque no existe una receta mágica para eliminar la violencia, pero sí interés de los gobiernos locales por enfrentarla, mejorando las condiciones de vida de la gente, expresó Mario Reali, alcalde de Diadema, ubicada en la sección metropolitana de Sao Paulo, Brasil.

Las ciudades y zonas urbanas de América Latina enfrentan grandes retos en materia de empleo, conservación ambiental y generación de recursos fiscales propios, destacó Juan Ellis, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en México, quien subrayó que es imposible pensar en desarrollos sostenibles sin tener a la ciudad como punto focal.

El flujo del campo hacia las urbes no se ha detenido y el primer gran reto es integrar a esas personas a la actividad económica, pues de los poco más de 400 millones de personas que en América Latina viven en zonas urbanas, 260 millones están en los límites de la pobreza.

Pero la única forma de incentivar la inversión es otorgar seguridad para que los empresarios inviertan, generen empleos y mejoren las condiciones económicas de la gente, consideró a su vez Fernando Vargas, alcalde de Bucaramanga, capital de Santander, Colombia.