Madrid, 7 de noviembre. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés ni te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión era sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado: todavía no sé si hice lo correcto, confesó el ex presidente del gobierno español, Felipe González, en la primera vez que reconoce de manera pública la existencia del terrorismo de Estado durante su gobierno (1983-1996).

González, quien pasó a la historia por ser el primer presidente socialista tras la caída de la dictadura franquista, también es señalado como el último responsable de una política de terrorismo de Estado. En su primera legislatura se intensificó la actividad de los Grupos Armados de Liberación (GAL), cuerpo paramilitar y parapolicial que tenía como objetivo la eliminación de ETA. Los GAL perpetraron al menos 23 asesinatos, incluidos de dirigentes políticos de la izquierda abertzale (nacionalista) y hasta ciudadanos vascos sin vínculos con el independentismo.

En entrevista al diario El País, el ex mandatario relató: Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA... En aquel momento sólo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir... todavía no sé si hice lo correcto... El resultado es que dije que no.

González contó que su entonces ministro del Interior, José Barrionuevo (condenado por delitos de terrorismo de Estado, pero indultado a los pocos años), ordenó a los sicarios del GAL que liberaran al industrial vasco Segundo Marey, confundido con un etarra.

El vocero del derechista Partido Popular, Esteban González Pons, señaló que nadie había aclarado hasta ahora que la decisión de matar se tomaba en la mesa del presidente del gobierno.

Y añadió: González sabe quién le hizo esa propuesta y, por tanto, tendrá que aclarar quién es... Si la decisión de matar la tomaba el presidente, se sabe lo que respondió una vez, pero no si otras veces tomó una decisión distinta.