El Estado no tiene el valor de reconocer crímenes y abusos, señala activista hondureña
cementerio clandestinode migrantes
Miércoles 3 de noviembre de 2010, p. 30
Ciudad Ixtepec, Oax., 2 de noviembre. De su frontera sur a la del norte, México es un cementerio clandestino de migrantes y el Estado no ha tenido el valor suficiente para reconocer la violación de los derechos humanos de nuestros hermanos
, señaló Elvira Arellano, una de las 12 madres de hondureños desaparecidos en territorio mexicano al dirigirse a Estados Unidos.
Arellano, del Movimiento Familia Latina Unida sin Fronteras, dijo que en ese trayecto se han repetido situaciones como la matanza de 72 centroamericanos cometida en agosto pasado en San Fernando, Tamaulipas, y preguntó si los migrantes han dejado de ser seres humanos para convertirse solamente en mercancía y dinero para unos cuantos
.
Sostuvo que el Foro Global de Migración y Desarrollo que se desarrollará en Puerto Vallarta, Jalisco, el 8 y 9 de noviembre, es realmente vergonzoso
porque mientras el Estado mexicano lo organiza, todos los días se violan los derechos humanos de los migrantes en el país.
Las mujeres, integrantes del Movimiento Migrante Centroamericano, demandaron al gobierno mexicano una política que garantice el respeto a los derechos humanos de los transterrados y que se castigue a los responsables de robos, violaciones, asaltos, secuestros y homicidios.
Dijeron que su caravana no ha sido infructuosa, pues en Tapachula, Chiapas, con las fotografías que llevan, la gente los ayudó a localizar a una persona que vive allí desde hace 20 años y ya tiene familia y ocho hijos. Otro migrante, dijeron, está en la cárcel en la misma ciudad.
Ian Quiroz, del Comité de Migrantes y Familiares de Honduras, dijo que los viajeros no se comunican por falta de dinero, pues con frecuencia apenas tienen para comer, en otras es porque les avergüenza no poder llegar a Estados Unidos o no hallar trabajo, pero en la mayoría de los casos es por haber sido víctimas de la delincuencia.
El grupo partió hoy hacia Córdoba, Veracruz, después de pernoctar en la casa del migrante Hermanos en el Camino, que dirige el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, de la Pastoral de la Movilidad Humana en el Istmo.
Solalinde Guerra también pidió frenar la impunidad de las autoridades mexicanas, principalmente de las corporaciones policiacas, a las que responsabilizó de la mayoría de agresiones contra los migrantes.
Los caminantes instalaron una ofrenda en las vías del tren en memoria de los más de 800 hondureños desaparecidos en años recientes; luego marcharon por este municipio con fotografías de sus familiares.
Llegarán a la capital del país este jueves y se espera que los reciban integrantes de las comisiones de Población, Migración y Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, a quienes entregaran las listas de desaparecidos, y después pedirán reunirse con Felipe Calderón.