Los muertos que vos matáis
n qué archivo de los discursos del miedo y el Estado ausente hay que enterrar a los trabajadores de la maquiladora ametrallados por no haberse detenido el chofer del autobús a la señal de un retén del crimen organizado
? ¿Y a los jóvenes estudiantes balaceados por policías federales que así disolvieron la marcha de protesta, de duelo por los caídos en Ciudad Juárez y en toda la geografía nacional?
Desborda el basurero de la historia. Impera un sistema de justicia que garantiza la impunidad, deja hacer, deja pasar, los delitos de cuello blanco y el flujo incesante de dinero sucio. No llegan ante juez ni 10% de los delitos denunciados que, por inercia o confusas complicidades, resultaron en detención de indiciados que pasan al limbo del arraigo burlador de garantías individuales, avanzada del estado de excepción. No hay libertad por falta de méritos o por la inenarrable incompetencia de fiscales y jueces, para los muertos que vos matáis. Más de 30 mil en la fosa común que no distingue entre combatientes, delincuentes y autoridades que comparten el monopolio en el uso legal de la violencia armada, y hombres, mujeres y niños atrapados en el fuego cruzado, o presas del pánico al no poder distinguir si el retén es de policías o bandidos.
¿Cómo transmitir a Felipe de Jesús las dudas, la inquietud existencial del Calderón que escribió La vida es sueño? ¿Cómo eludir la ironía del comendador que acudirá a los festejos de la sucesión después de escuchar a Juan Tenorio y Luis Mejía recitar el recuento de sus conquistas y de sus mentiras? El burlador de Morelia llama a cuentas al incontinente abajeño: Son tus pecados por omisión, Vicente; cuando empuñaste el cetro desatendiste el reto de los narcotraficantes; alternar, alternar, alternar. Vino el sufragio efectivo y desmantelaste los aparatos de inteligencia del autoritarismo: la democracia sin adjetivos ni instrumentos de control estatal; con el PRI se fueron los males y los malos; ya no hacen falta más que el confesionario y el verdugo de Joseph Le Maistre para sostén del poder constituido. La guerra es la única estrategia que hay
, insiste el sucesor de Fox.
Y como en las comedias de época, sale de entre cajas el debutante José Francisco Blake: Las matanzas confirman que la estrategia es correcta.
Y Gustavo Madero abandona a su rebaño de Xicoténcatl para solicitar el voto de los consejeros nacionales del PAN que designarán al portador de los fascios blanquiazules en la contienda de 2012; con ensayo general en 2011, en el estado de México, con más de 10 aspirantes panistas a la Presidencia dispuestos a morirse la víspera para demostrar que no es invencible Enrique Peña Nieto. Madero el bueno. Y Roberto Gil Zuarth, único adversario capaz de ligar tres frases sin perder la coherencia, incorporado a última hora, enviado de Los Pinos para el combate imaginario, para despistar a los que ven dónde apunta el dedo que se mueve para acá y para allá; y sin miedo al fantasma del priato tardío, decide imitar nada menos que al del tabasqueño de todos tan temido: Lo que diga mi dedito
.
Días de guardar. De todos santos, de muertos chiquitos y de muertos grandes. Todo de negro hasta los pies vestido, Manlio Fabio Beltrones invita al mismísimo comendador, elude la trampa de los vales para medicinas de las que carezca el IMSS y alude a la aprobación de la norma del primer empleo, formal y con todos los derechos que les son escamoteados por los encomenderos posmodernos del outsourcing (sorpresivamente puestos en jaque por los diputados de San Lázaro que redescubrieron la fuerza del Poder Legislativo, de la representación popular); el de Sonora niega que amanezca más temprano si se madruga; reta a poner orden si se pretende retomar la reforma del Estado; recorre el país bajo la toga senatorial; acude a Veracruz y pronuncia sentido panegírico en memoria de Fernando Gutiérrez Barrios, fundador y director de la Federal de Seguridad, diputado, gobernador de Veracruz y secretario de Gobernación: Estadista
, dijo Beltrones, quien avaló su dicho con los de Tito y Fidel Castro.
La política hace extraños compañeros de lecho, dice la ironía británica. Ahí estaba Fidel Herrera Beltrán, gobernador, trovador de veras, conocedor del tiempo y el valor de la oportunidad en el oficio de la política. Los priístas de la orfandad han sido manumitidos; aprendieron que el dedo paradigmático no apuntaba a ciegas, que se movía en busca del punto al que pudieran confluir las fuerzas políticas que lo eran hasta sin querer serlo. El milagro del oráculo consistía en predecir lo que cada quien esperaba escuchar; lo que no lo impulsaba a rebelarse contra el destino, contra la deidad a cuyo nombre hablaba el oráculo. Cuando la voz cerró el espacio, negó el paso, vino la ruptura definitiva, el desprendimiento de ramas sólidas del tronco común. Y el desastre del 88. Y la pérdida de rumbo, los intentos fallidos de rehacer el sistema desmantelando sus instituciones, sin poner siquiera una modesta columna temporal que evitara el desplome.
Y Zedillo. Y Fox. Y Calderón. La marcha de los cangrejos. Descenso y caída. Cinco o seis lustros en el marasmo de la lectura de cifras a modo, sin poder evitar que los autores del orden fiscal, del neoliberalismo sostenido por el neoconservadurismo, nos enlistarán más abajo, más atrás: de la democracia sin objetivos... al desastre de la kakistocracia; del gobierno de los peores, vino a recordarnos Michelángelo Bovero, discípulo, voz, compañero de Norberto Bobbio. Por acción, por omisión, puede Felipe Calderón culpar al presidencialismo autoritario del PRI. O a los que sin haber militado, sin haber sido antes candidatos a cargo alguno de elección popular, llegaron a ser presidentes en el proceso demoledor de estas ruinas que ves. Perdieron el poder y se hicieron del partido; el PAN de hoy está en vías de perder ambos. Malestar y muertos habidos durante su guardia.
El PRI en vías de retomar el poder sacrificó su propia razón de ser al acomodarse a los mandamientos de la nueva ortodoxia política y sus dogmas. El sistema plural de partidos, virtud sin la cual no hubiera sido posible la alternancia y menos todavía el logro mayor de la reforma política reyesheroliana, punto de partida de la reforma del Estado y razón de ser del objetivo de cambiar el régimen por la vía democrática, el pluralismo, decía, se dispersó en los ajustes del cambio, se diluyó en lo ideológico, se desmenuzó, envileció el quehacer político al son del oportunismo y la ambición de poder sin objetivo social alguno, sin más meta que el poder por el poder mismo. Son el reflejo del monstruo que creían ver al otro lado del espejo. El debate devora a sus hijos. ¿Y qué quiso decir Beatriz Paredes con eso de que Brasil no padece el lastre de mitos
como el de Lázaro Cárdenas?
Desde Madrid reta Alonso Lujambio a Enrique Peña Nieto, a quien reduce a figurín sobreprotegido por la televisión. Y el del estado de México, en pleno ágape con Bill Clinton, Carlos Slim y algún premio Nobel, responde que los asuntos de México se resuelven aquí desde hace doscientos años. Marcelo Ebrard se proclama campeón de la izquierda y asegura que ésta tendrá candidato único en 2012. Y Andrés Manuel López Obrador guarda la desmesura tropical y se reúne en Monterrey con un ex gobernador panista, con los empresarios que lo declararon un peligro y ahora se asustan con el convidado de piedra al festín del poder. Cuán gritan esos malditos...