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Permitirá a Dilma Rousseff trazar su propia ruta: asesores del PT

Tras dejar la presidencia, Lula respaldará la integración de AL
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Periódico La Jornada
Domingo 31 de octubre de 2010, p. 20

Sao Paulo, 30 de octubre. Este domingo, si las encuestas no mienten, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva abrazará a la mujer que eligió de candidata a sucederlo y hará bromas entre risotadas. Pero en ese camino a la fiesta, sólo en la última semana Lula ha llorado su despedida en público, cuatro o cinco veces según quien lleve la cuenta.

Lula se va con una popularidad tan alta que le alcanzó para dejar en el Palacio de Planalto a Dilma Rousseff, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT).

¿Se va Lula? El presidente Lula será siempre una persona con la cual voy a contar. Le tengo una inmensa confianza política y personal. Tendré con él una relación muy íntima y muy fuerte. No hay nadie en este país que me vaya a separar del presidente Lula, dice Dilma, por si hubiese duda.

Nadie gobierna en lugar de otro. Quien es electo es quien gobierna, revira el abanderado del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra.

¿Se va Lula? La pregunta la hace también la revista Veja, enemiga del presidente y autora de algunas de las revelaciones de corrupción que marcaron –al menos en la agenda mediática– la campaña electoral. La publicación dedica su portada de hoy a Lula. Una caricatura lo muestra panzón y con atuendo playero: Él saldrá de la presidencia. Pero, ¿la presidencia saldrá de él?, dice el encabezado.

Asesores del PT consultados por este diario dicen que Dilma Rousseff tiene su propia historia y peso político, de modo que la relación con quien será un poderoso ex presidente no le impedirá trazar su propia ruta. Pero ninguno se atreve a negar que Lula podría buscar el retorno al poder dentro de cuatro años.

Combate a la pobreza de exportación a África

Desde hace varios meses, el presidente brasileño juega con la idea de su futuro. Ha dicho, por ejemplo, que se dedicará a ir a pescar y beber cerveza con sus amigos. Apenas el viernes, en una visita al Salón del Automóvil y luego de subirse a un Ferrari, dijo que anhela comprar un boleto y sentarse a echar porras a su equipo de futbol, el Corinthians, cuatro veces campeón nacional.

Cuando toca el tema en serio, ha dicho que se empeñará en respaldar, dado el prestigio internacional del que goza, la integración latinoamericana y la relación de su país con el continente africano.

Por lo pronto, en esta ciudad ya hay albañiles remodelando una casa de tres plantas con vista al famoso parque Ibirapuera, donde se instalará un instituto que llevará el nombre del presidente. En ese lugar se abrirá un archivo con la memoria de su gobierno y también el acervo del Instituto Ciudadanía, ligado al PT.

Según la prensa brasileña, tras dejar la presidencia Lula pretende exportar su plan Hambre Cero a África y Centroamérica, a donde llevaría también su experiencia en programas de agricultura familiar y desarrollo del etanol.

Raúl Pont, una de las figuras del ala izquierda del PT, mira a Lula, a partir del próximo primero de enero, empeñado en ayudar al país en asuntos externos, en construir una visión distinta de la globalización.

Algunos ven un foco rojo en esa ausencia. El PT va a ser un problema sin Lula al frente. Dilma no tiene la fuerza política para controlar al partido. No tiene historia, nunca ha estado en el partido, dice Francisco Chico de Oliveira, una figura emblemática de la izquierda brasileña, profesor emérito de la Universidad de Sao Paulo y fundador del PT, cuyas filas abandonó en 2003.

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Corina Edelvina Bento muestra las llaves de su nueva casa, entregada la semana pasada por LulaFoto Ap

Rousseff es una recién llegada al PT, pues se afilió hace 10 años, tras la ruptura de su partido de entonces, el Democrático de los Trabajadores (PDT), con el gobierno estatal encabezado por el partido de Lula en Río Grande do Sul, donde vota este domingo.

En el campo mayoritario –como se conoce a la corriente hegemónica del PT– tienen mayor peso que Rousseff otros personajes, pero hasta que ella no asuma la presidencia será difícil saber cómo será la nueva relación del partido con el gobierno.

Un ingrediente adicional que complica el escenario es descrito así por Pont: Lula ha sido siempre dirigente del partido, luego con un peso mayoritario en el gobierno, pero nunca se ha dedicado a ser un constructor del partido, desde el punto de vista de la formación política o de la organización regional. Siempre le ha aburrido la disputa interna. Cuando había debates, él dejaba que terminaran, aunque siempre ya muy aburrido, y luego tomaba la decisión.

Un imitador de Fidel Castro, según los medios opositores

¿Se va Lula a pescar y tomar cerveza? Eso es mentira, ir a pescar con sus amigos más íntimos, con los que bebe cerveza, es algo que nunca ha dejado de hacer. La realidad es que Lula va a ser el poder tras el trono. Tal vez se va a dedicar a pescar, pero a los enemigos, dice Chico de Oliveira.

Se vaya o no, los medios que lo desprecian ya le están haciendo una despedida a la altura del trato que han dispensado durante toda su gestión, y particularmente en esta campaña proselitista.

Además del panzón en traje de baño, la revista Veja le dedica un reportaje gráfico bajo el título El gran imitador. Varias fotografías de Lula son acompañadas de otras del ex presidente cubano Fidel Castro. Las poses de imitador del brasileño, dice la revista, son un elogio al dictador isleño. En las fotos, Lula y Fidel se ponen lentes oscuros, disparan cámaras fotográficas, hacen diversos ademanes y gestos parecidos.

¿Qué Lula se acerca al fin de su mandato con 87 por ciento de aprobación ciudadana? Nada le hace. La revista remata su entrega con una foto de Lula apuntando el dedo índice a su interlocutor, el papa Benedicto XVI. Y debajo coloca otras dos fotografías: una de Adolf Hitler y otra de su imitador Charles Chaplin. ¿Qué tiene que ver con Lula? Veja nos lo dice: Hitler llegó a tener 90 por ciento de aprobación en las encuestas.

Los medios que lo alucinan han dicho eso y más, pero en la campaña electoral Lula fue la estrella, muchas veces por delante de la propia candidata. Y no podía ser diferente en los últimos anuncios que el PT transmitió por televisión, en los tiempos oficiales. En el arranque de uno de los espots, una voz refiere que Brasil ha tenido presidentes de todos los orígenes: Militares, hacendados, empresarios, políticos. Pero entre todos ellos, sólo uno vino del pueblo: Luiz Inacio Lula da Silva, el primer obrero presidente de Brasil. Será por eso que Lula llora.

El presidente de Brasil acaba de cumplir 65 años. De regalo pidió a los brasileños el voto para Rousseff. El adversario de su candidata, José Serra, tiene 68. Y Lula tendrá 69 cuando pueda buscar de nuevo, según creen algunos, la presidencia de Brasil.