Madrid, 30 de octubre. Juan Goytisolo reflexionó recientemente sobre el proceso creativo a raíz de su indagación en la obra de Miguel de Cervantes y en El Quijote de la Mancha. La creación literaria brota a menudo de la periferia de la sociedad, señaló el narrador barcelonés, quien desde la publicación de su primer libro, en 1954, se ha mantenido ajeno al poder e infatigable en defender su visión crítica.

Goytisolo nació en la Barcelona republicana de 1931, en el seno de una familia de intelectuales y artistas comprometida con el devenir de la incipiente democracia en España, rota sólo cinco años después con la irrupción de la Guerra Civil (1936-1939). Desde joven cultivó, al igual que sus hermanos José Agustín y Luis, la narrativa y la poesía, si bien el autor de Paisajes después de la batalla también se interesó por el hiperrealismo o neorrealismo de los reportajes en zonas de conflicto bélico o sus incursiones en los campos de cultivo del sureste español.

La novela más reciente de Goytisolo es El exiliado de aquí y allá (Círculo de Lectores), en la que los personajes van mutando a lo largo de la trama, así que se dan circunstancias como que el protagonista entre a un baño de caballeros y salga por el de señoras, convertido en La rapera encoñada. Y estos cambios son súbitos, sin explicación alguna del autor, quien asume la literatura como un ejercicio de libertad absoluta.

El ejercicio de esa libertad y su calidad literaria le valieron para ser reconocido, recientemente, con el Premio Don Quijote, que recibió junto a los 22 Academias de la Lengua por su defensa del idioma español. Precisamente durante la ceremonia de entrega, Goytisolo leyó un discurso con Cervantes como figura central.

Para Goytisolo la obra de Cervantes es un rico muestrario de las estrategias defensivas de su marginación social, ideológica y literaria. Ambiguo, escurridizo, expresa su verdad individual de forma indirecta, concede la palabra al Nosotros en el que se esponjaba Lope y lo parodia discretamente, con sabiduría y humor.