Todo el mercado se levantó, hasta el banco del carnicero, que ha de pesar unos 100 kilos, se movió y como las lámparas se cayeron y rompieron, con el mismo polvo el pasillo se oscureció. Era una corredera, comentó el locatario Gonzalo Sánchez.

A esa hora, asegura que eran cuarto para las seis, la mayoría de los 132 locales del mercado Zapata Vela, ubicado a espaldas de la casa donde ocurrió la explosión de fuegos artificiales, en la colonia Ampliación Gabriel Ramos Millán, estaban abiertos.

Micaela Hernández Paz, propietaria de un negocio de jugos y licuados, y encargada de la administración del mercado, contó que ella ya había cerrado y que caminaba por la esquina siguiente con su yerno, cuando ocurrió la explosión. Regresaron al inmueble, mientras que la gente que estaba dentro trataba de salir. Muchos pensaron que éramos nosotros, porque la tortillería tiene un tanque de gas de diez mil litros y estaba trabajando. Gracias a Dios no pasó a mayores, pero sí salimos histéricos.

Desalojaron el mercado y esperaron a que llegara personal de protección civil para que hicieran una revisión estructural. Luego les permitieron hacer trabajos de limpieza.

Sánchez dijo que salió corriendo hacia la otra calle, donde estaba llegando ya mucha gente, y alcanzaron a mover algunos vehículos que estorbaban el paso de unidades de emergencia, cuando vinieron del otro lado unos policías gritando que nos saliéramos todos porque iba a ver otra explosión, pero no pasó nada.

La familia Reyes, cuyo domicilio se ubica a unos 200 metros de la casa afectada, en Sur 157, se encontraba en su sala viendo televisión, cuando escucharon el estruendo y un par de cristales de una ventana se rompieron. Salieron a ver qué pasaba y también vieron que mucha gente corría, pero su sorpresa no fue menor al descubrir a unos diez metros de la puerta de su domicilio el fragmento de un cuerpo. Luego se enteraron que había partes esparcidas por todos lados.

En el albergue temporal que se instaló en el centro de salud Gabriel Ramos Millán, frente al mercado, para atender a las familias que resultaron afectadas por la explosión, solamente se alojaron cinco personas.

Personal médico atendía casos de crisis nerviosa.

Hernández Paz afirmó que desde hace años sabían que ahí trabajaban con pólvora, e incluso algunos vecinos acababan de interponer una queja.

Otro locatario, quien prefirió no dar su nombre, afirmó: a ver si ahora si las autoridades hacen caso, y advirtió que la zona es un lugar muy céntrico, ya que además del mercado y del centro de salud hay una clínica del IMSS y un centro deportivo de trabajadores del Metro, además de un salón, donde en esos momentos se celebraban unos 15 años, y los tuvieron que desalojar y los mandaron a otro sitio, mi sobrina viven en Eje 6 y dijo que hasta allá se escuchó la explosión, otro vecino afirmó que también por los rumbos de UPIICSA y de la delegación Iztacalco se escuchó el estallido.