Los consejeros electorales salientes –Marco Gómez, Virgilio Andrade y Arturo Sánchez– señalaron que no serán los procesos electorales los que despierten al México bronco o destapen una eventual andanada de movimientos sociales. Ello –afirmaron– porque la estructura para realizar los comicios es sólida.

Del relevo de consejeros que está por definir la Cámara de Diputados, señalaron que es necesario que quienes lleguen al instituto lo hagan a partir de un consenso entre las fuerzas políticas (lo que no ocurrió en el origen de quienes se van), además de que los elegidos tengan sólidos conocimientos en la materia que se les encomendará.

Defendieron también la labor del IFE y subrayaron que en 2006 no hubo fraude, sino una contienda reñida y, en todo caso, un arbitraje controvertido. El IFE ya cumplió con el 2006, expresó Gómez, quien reiteró que el problema de las elecciones en México no son las reglas, sino la tentación de aspirantes y funcionarios de violarlas.

El presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez, declaró por la mañana que no hay elementos que sustenten las afirmaciones acerca de un reparto de cuotas (entre los partidos) para la elección de los nuevos consejeros.

Lo rechazo tajantemente. He visto a la Comisión de Gobernación hacer un trabajo serio de selección y discusión de perfiles, y estoy seguro de que están buscando a la gente adecuada, independientemente de la filia que pudiera demostrar, señaló.

Comentó que siempre es mejor que los consejeros no tengan filias ni fobias, aunque aseveró que no cuenta con ninguna evidencia acerca de un reparto o elección de consejeros de acuerdo con cuotas partidistas.