Leyendo estos discursos redescubro cómo he ido cambiando y evolucionando como escritor. Palabras de Gabriel García Márquez que acompañan al libro Yo no vengo a decir un discurso, que se presentó este jueves en una conferencia de prensa a la que no asistió el premio Nobel de Literatura.

El título estará disponible en librerías de España y América Latina a partir de este viernes.

Cristóbal Pera, editor del volumen publicado por Mondadori, reveló que García Márquez tiene proyectos nuevos con cosas que ya ha escrito.

Uno de ellos, en el que trabaja la editorial, es una antología de sus textos periodísticos (que se publicaron hace varios años en cinco volúmenes), pero nunca se hizo un volumen más accesible que llegara al gran público. La intención, añadió, es publicar un volumen de 300 o 400 páginas con los textos periodísticos más literarios.

Además, desde hace años Gabo “tiene una novela que no acaba de terminar. Se llama En agosto nos vemos. Es muy perfeccionista, pero esperamos que ya la dé por concluida”.

En cuanto a un segundo volumen de la autobiografía Vivir para contarla, el editor recordó lo que Gabo ha dicho desde que se publicó en 2002: “el resto de su vida, desde donde dejó Vivir para contarla, está metida en sus novelas”.

Yo no vengo a decir un discurso reúne 22 de las alocuciones que ha pronunciado a lo largo de su vida. La edición fue un trabajo de año y medio y se recuperaron tres o cuatro que estaban perdidas, entre ellas la del 17 de noviembre de 1944, que pronunció para despedir a sus compañeros del liceo de Zipaquirá. Gabo no lo recordaba, y fue grande su asombro al releerla, dijo Pera.

Otro discurso que se rescató fue el que pronunció al recibir la orden del Águila Azteca (reproducido en esta página), en el que dice que México no es su segunda patria, sino una patria distinta. La mayoría de los discursos estaban en poder de su agente literaria, Carmen Balcells.

Gabriel García Márquez en imagen de 2003Foto Roberto García Ortiz

Durante el proceso de revisión, García Márquez cambió los títulos a algunos y a otros les dio nombre. Además, participó en el diseño de la portada y tanto él como su hijo Gonzalo pidieron cambiar el colibrí original por un ave más latinoamericana. Por eso ahora un loro adorna el libro, cuyo plumaje –rojo, azul y amarillo– recuerda la bandera de Colombia.

Desde que comenzó la recopilación de los discursos, Gabo dijo que había descubierto su evolución como escritor, relató el editor. (El libro) también tiene que ver con cómo se resistió al género de los discursos, ese rechazo a lo formal. García Márquez escribe y lee sobre los temas que le importan, como ser escritor, la ortografía, el periodismo, elige hablar sobre temas relevantes como la proliferación nuclear o la ecología. También habla de sus mejores amigos, como Álvaro Mutis, y tiene otro discurso de Cortázar, a quien recuerda con mucho cariño y afecto.

Lo más importante es “señalar que todos son relevantes. Cuando habla de algo, cuando se sube a un estrado –al que se resiste a subir desde un principio–, lo hace para hablar de algo que es importante para él”.

Cuando releyó los discursos vio cómo el libro tiene en un sentido su rechazo a este género que es la oratoria, pero reunirlos tiene un sentido especial en el contexto de su obra.

Pera también se refirió a la salud del premio Nobel de Literatura 1982, “Gabo está muy bien para sus 83 años y superó un cáncer. Con Vivir para contarla estaba en recuperación. Está con buena salud. Si no lo estuviera este libro no habría salido”.

El tiraje de Yo no vengo a decir un discurso es de 150 mil ejemplares y el precio de cada libro es de 229 pesos.