Tres canciones
Canción del ángel
egún yerres, por amor
o nada más por errar,
bueno o malo es el dolor,
dijo un ángel tutelar.
Dijo un ángel tutelar:
el dolor es malo o bueno,
y ¿cómo diferenciar?
Si torturado o sereno.
El dolor es bueno o malo.
Piensa el paso que has de dar,
piénsalo bien, pero dalo,
dijo el ángel tutelar.
Muchos pasos malos di
y un laberinto es mi estar
dondequiera, pero oí
y oigo esa voz tutelar.
Canción del regreso
Tiempo tengo de no ser
lo que ser ayer solía,
pero ya voy a volver
a la primigenia vía.
Si me quieren conocer
puede que éste sea un buen día.
Hoy ceso de padecer
el ruidero que traía.
Se me pudo conceder
en muy sencilla alegría.
Me es dado reconocer
en mí la palabra mía.
Tiempo aún puedo perder,
rumbo no, porque me guía
la paciencia al parecer
y no mi antigua porfía.
Tiempo tengo de no ser
lo que ser ayer solía,
mas desde aquí alcanzo a ver
a donde la voz me envía.
Canción de la flor
Yo no soy lo que he querido
ni menos algo mejor,
si acaso lo que ha sabido
hacer conmigo el amor,
qué más quiero: agradecido
de su espinoso rigor
estoy, y lo he padecido,
mas sin pizca de temor.
En mí no hay sombra de ruido.
Asimilado el temblor,
de su voz diré que cuido
con esmero embriagador.
Oro es el amor cernido
sobre el pecho, y bienhechor
de la memoria hace olvido
y de ardimiento frescor.
Yo, amigos, ya me despido,
ya se retira el cantor.
En cantar si me he excedido
es nomás por esa flor.