El cine ofrece a la danza ir más allá de lo efímero y poder acercarse a ciertos detalles y movimientos que de otra manera no sería posible, reflexiona Patrick Bensard, cineasta, fundador y director de la Cinemateca de la Danza de París.

De visita en México para presentar y proyectar una parte del acervo de esa cinemateca, Bensard –en charla con La Jornada– explica que, aun cuando la danza es una de las artes escénicas que implican cierta comunión entre el espectador y el bailarín, ambos en un hecho vivo, hay que reconocer que el cine quita algo de magia a la danza, pero le aporta otras cosas, detalles que el público que se encuentra lejos del escenario no puede apreciar igual.

Hay coreógrafos o bailarines, añade, que están en contra de que se les filme. En cierta ocasión una coreógrafa francesa muy reconocida vio una película de los años 30 y dijo que aquello se debía quemar, porque, claro, el estilo de bailar había cambiado, y ella quizá no soportaba la imagen de esa época. Eso es un ejemplo del riesgo de fijar una imagen que podría ser demasiado objetiva.

La cuestión de los derechos de autor es muy importante, comentó el también fotógrafo. En Rusia y China, por ejemplo, no entienden la cuestión de los derechos de autor como nosotros. A principios de 2011, adelanta Bensard, junto con la embajada francesa en China, se trabajará sobre una iniciativa. Se ha encontrado un patrocinador, una mujer china que hace ropa deportiva, quien se interesa mucho en la danza y va a dar dinero para pagar los derechos de autor.

En China y Rusia tienen grandes acervos, pero no se sabe qué poseen, pues es muy complicado el acceso.

En ese caso, como cinemateca no nos podemos esperar a que salga a la luz ese material; lo que nos interesa es ir y presentar diversos filmes y esperamos algún día acceder a esos archivos.

Lo mismo ocurrió con la Cinemateca de la Danza en París, considera Bensard, pues en México quizá sea posible instituir una. Nosotros podemos apoyar con préstamos de filmes. En principio se necesita una persona con nivel intelectual y fuerza institucional que apoye y crea en el proyecto, como en su momento lo hizo Costa Gavras en Francia, quien en 1982, gracias a su iniciativa y a la del ministro de Cultura, se pudo crear la Cinemateca de la Danza.

Esta asociación cuenta con casi 5 mil títulos, además de cintas sobre pantomima, artes marciales, boxeo y músicos de jazz.

El problema que corren algunas cinematecas, continúa el cineasta, es que se vuelven muy burocráticas. Nuestra forma de trabajar, para no caer en esa burocracia, es multiplicar los lugares donde podemos proyectar los filmes, ser un poco ambulantes.

Con la proyección, a las 17 horas, de cinco cortos que documentan el trabajo dancístico de coreógrafos franceses contemporáneos, y una conferencia de Nicolas Villodre, especialista en jazz, cine y video experimental, hoy concluye la Muestra de la Cinemateca de la Danza de París, en el Centro de Capacitación Cinematográfica (Río Churubusco y calzada de Tlapan).

La muestra incluye 22 trabajos en video, desde danzas tradicionales, como flamenco, hasta clásica y contemporánea.

Asimismo, cortos de bailarines como Nureyev, Baryshnikov, Béjart, Cunningham, Lucinda Childs, Carmen Amaya y Maguy Marin, entre otros.