Cultura
Ver día anteriorDomingo 3 de octubre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La compañía catalana estrenó en Madrid Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny

La Fura dels Baus desentraña con lucidez la ruina de nuestros días

La ópera está inspirada en el crack de 1929, pero su escenario decadente y callejones tenebrosos representan el momento que vivimos como civilización, explicó el director de la agrupación

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 3 de octubre de 2010, p. 2

Madrid. No hay esperanza. El mundo es un gran vertedero en decadencia, con hombres infestados de codicia y voracidad, con un cielo en penumbra, gris metálico como el preámbulo de la muerte. Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny es una ópera próxima al teatro musical que, inspirada en el crack financiero de 1929, destripa con lucidez lo que está pasando en nuestros días, según la versión de la compañía catalana La Fura dels Baus, que se estrenó la noche del pasado jueves 28 de septiembre en el Teatro Real de Madrid.

El nuevo director del recinto, el belga Gérard Mortier, anunció minutos antes de iniciar la función que estamos inmersos en un momento delicado y hasta peligroso, en el que conviene mover a los espectadores de la comodidad de su asiento. Y se lo decía a los que, quizá, son de los espectadores más puristas y conservadores: los abonados y aficionados del centro de la ópera madrileña. Y después se abrió el telón...

En penumbra, como gatos callejeros en una noche cerrada buscando en la basura restos de comida, fueron apareciendo los protagonistas del esplendor y la vertiginosa caída de una ciudad ficticia, Mahagonny, creada e inspirada en los cimientos de nuestra civilización: el culto ciego al dinero, la voracidad desbordada por acumular riqueza, el culto ciego a los excesos –mucho sexo, barato y siempre como moneda de cambio; beber y comer hasta morir de indigestión; venerar la violencia, la sangre, la lucha de poder–. Y así, en penumbra, una luz suave, casi imperceptible, fue iluminando tres grandes montañas de bolsas de basura desde la que desperezaban una serie de personajes: la viuda y meretriz que regentaba por cinco dólares los cuerpos de su ejército de mujeres jóvenes, el banquero implacable y severo que, al igual que el resto de ciudadanos de esa ciudad ficticia, veían en no tener dinero el peor de los delitos, incluso peor que matar o traicionar a un amigo... También apareció en escena el hombre fuerte y despiadado que se encargaba de imponer el orden con la fuerza y el castigo; y los incautos consumidores de las cuatro promesas de la ciudad: comida, pelea, sexo y bebida.

Para crear este escenario decadente, en el que se pretendía mostrar a un mundo en crisis, amordazado por un sistema capitalista que privilegia la desigualdad y la ausencia de justicia, según la interpretación del propio director de La Fura dels Baus, Carlus Padrissa, se creó una atmósfera sórdida y sin salida. La ciudad era un gran callejón a oscuras, en el que la basura se mezclaba con las orgías de la sangre, el sexo y la violencia. Un callejón tenebroso que representa de alguna manera el momento que vivimos como civilización, añadió.

Foto
En un ambiente de desolación, que refleja la crisis actual, la obra muestra el esplendor y la vertiginosa caída de una ciudad ficticia, MahagonnyFoto Javier del Real

La ópera es una pieza magistral, según Mortier, y es obra de dos grandes artistas del siglo XX: Kurt Weill, uno de los músicos contemporáneos más influyentes, quien supo beber de la influencia del blues y el jazz, al tiempo que reflejó como pocos la desolación y desesperanza de la Europa asolada por el fascismo y la guerra; el segundo autor de esta pieza magistral es Bertolt Brech, uno de los intelectuales y dramaturgos más comprometidos en la lucha contra el avance del nazismo, hombre comprometido con las causas justas. De esa amalgama de creadores surgió esta ópera, que algunos sitúan próxima al teatro musical.

El crítico José Luis Pardo explica que se podría pensar que, dado que Weill y Brecht escribieron esta obra entre 1927 y 1929, el trasfondo contextual que sirvió de referencia explicativa a su argumento sería la gigantesca crisis económica de la Alemania de entreguerras, con sus cifras astronómicas de inflación, sus explosivas acumulaciones de inestabilidad social, política y económica, sus terribles bolsas de miseria material y moral y la consiguiente degradación institucional, que constituyó lo que suele llamarse el caldo de cultivo para el ascenso del nazismo. “Sí, Mahagonny es la ciudad del vicio, de la perdición y del pecado, pero es también una imagen, todo lo deformada que se quiera por las circunstancias y los prejuicios, de la ciudad moderna. Una de las tradiciones de las que nos reconocemos herederos hace a Caín –primer asesino de la historia de la humanidad, portador de la terrible señal divina que identifica el peor de todos los crímenes, el que no admite reparación de ninguna clase– fundador de la primera ciudad de la Tierra”, añadió Pardo.

La historia está narrada además en tono de comedia, de comedia trágica, con un héroe cómico, caricaturizado por sus miserias. Los cantantes que participan en la ópera, que se estrenó en 127 salas de cine del mundo, entre ellas México, son Jane Hanschel, Donald Kassch, Willard White, Measha Brueggergosman, Michael König y Steven Humes. El director musical es el joven Pablo Heras-Casado, quien supo extraer de la ópera las influencias de las orquestaciones de cabaret, del blues y del jazz.

Como dijo Mortier antes de se levantara el telón, esta es una opera magistral que no dejará a nadie indiferente y que, sobre todo, sacudirá a los espectadores de su asiento.