Según un despacho de la agencia guatemalteca Cerigua, el padre de uno de los migrantes asesinados por bandas criminales en Tamaulipas, Daniel Boche, dijo que el fin de semana previo a la masacre recibió varias llamadas de hombres de acento mexicano que exigían el pago de 2 mil dólares para liberar a su hijo y a sus dos yernos, originarios de San Antonio La Paz, del oriental departamento de El Progreso. Gelder Boche tenía 17 años, era agricultor y no terminó la primaria. Dejó a su esposa con tres meses de embarazo para irse a Estados Unidos y conseguir dinero. Los otros dos migrantes, identificados como Gílmar Augusto Morales, de 22 años, y Hermelindo Maquín Huertas, de 24, eran sus cuñados. El padre de Gilmar indicó que fue su esposa quien reconoció a su hijo por su ropa en la televisión. Hay otro guatemalteco identificado como Agustín Hernández Santos, de 41 años, quien aún no ha sido reclamado por familiares.