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Denuncian desinterés gubernamental por hacer justicia y trato médico deficiente para heridos

Inician ayuno padres de niños fallecidos en la guardería ABC
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 14 de septiembre de 2010, p. 32

Hermosillo, Son., 13 de septiembre. Tres madres y un padre de víctimas del incendio en la guardería ABC, integrantes de los movimientos Manos Unidas y Salud y Justicia, iniciaron este lunes una huelga de hambre. Además bloquearon el bulevar García Morales, ubicado frente a las instalaciones locales de la Procuraduría General de la República (PGR), así como un acceso al Aeropuerto Internacional al poniente de Hermosillo, y se manifestaron también frente al palacio de gobierno estatal, en el centro de la ciudad.

Con estas protestas, padres exigieron justicia por las muertes de 49 niños y las heridas que sufrieron más de cien pequeños el 5 de junio de 2009, cuando se incendió una bodega habilitada como guardería, subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social.

También se quejaron de un marcado desinterés gubernamental por hacer valer la justicia, y un persistente trato médico cargado de deficiencias para las víctimas que resultaron con lesiones externas e internas.

Nuestros niños están muy enfermos, tienen taquicardia, problemas pulmonares, son discriminados y la atención médica que reciben es muy deficiente, aseguró Fabiola Domínguez López, una de las manifestantes, quien bloqueó junto con otros padres del grupo Salud y Justicia la entrada principal al aeropuerto internacional Ignacio Pesqueira.

Juana Luna Hernández, madre de Jonathan Jesús, uno de los pequeños que murieron en la conflagración, reprochó que a un año y tres meses del incendio no se haya encarcelado un solo funcionario, empleado o socio de la estancia infantil.

La impartición de justicia es lenta y ya estamos cansados, tomaremos las acciones necesarias para que esto no se olvide, dijo la integrante del movimiento Manos Unidas, formado por padres de niños que fallecieron el 5 de junio en la estancia. Consideró que la visita del presidente Felipe Calderón Hinojosa, en julio pasado, sirvió de muy poco para los padres de las víctimas.