El trabajo derivó de sus encuentros con el cálido público nacional: Music Frontiers
El compositor italiano ha musicalizado más de 500 películas; algunas están ambientadas en la Revolución
En 2008 realizó una gira por el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey
Domingo 5 de septiembre de 2010, p. 7
Ennio Morricone, uno de los compositores que han definido la sensibilidad musical en décadas recientes, llegó por primera vez a México en 2008.
Batuta en mano, mostró lo mejor de un repertorio indisoluble del cine y sus imágenes dentro de la gira Musica per il Cinema en la que estuvo acompañado de la Orquesta Roma Sinfonietta y el Coro de México, con los que recorrió la capital del país, Guadalajara y Monterrey. De ese viaje, Ennio Morricone ahora nos regala la pieza Oda a México, sentido homenaje al país, derivado de su encuentro con el cálido público nacional. La obra, cuya duración es de 20 minutos, fue escrita para orquesta sinfónica, coro y solistas.
Lo anterior fue dado a conocer por Music Frontiers, la empresa promotora en México del legendario compositor italiano. En un comunicado precisa que Morriconne ha terminado las partituras de Oda a México.
Morricone, quien ha participado en más de 500 películas y algunas composiciones para música de cámara, recientemente fue condecorado en Suecia con el Polar Music Prize 2010 –considerado el premio Nóbel de la música–, además de que ha ganado un Óscar honorífico y de que fue galardonado en México con una Luna del Auditorio en la categoría de Mejor espectáculo clásico del año en 2008.
Foros multitudinarios
En aquel 2008 la visita de Morricone resultó célebre y monumental, al protagonizar la gira Música per il Cinema y recorrer con la Orquesta Roma Sinfonietta y el Coro de México las principales ciudades del país, ante un total de más de 30 mil personas en foros repletos. Morricone mostró lo mejor de un repertorio inseparable del cine y sus imágenes, ante una audiencia multigeneracional interconectada por medio de los matices y notas de un genio.
El emotivo recibimiento del público en cada concierto, y gestos como el reconocimiento a su trayectoria con la entrega de las Llaves de la Ciudad de Guadalajara, conmovieron hondamente al creador de la música de 540 películas, algunas ambientadas en la Revolución Mexicana de 1810.
Así, inspirado en la cultura y los hechos históricos que delinean la identidad nacional –como la Guerra de Independencia y la propia Revolución–, es como el emblemático músico italiano crea una sensible mirada del territorio nacional.
Ennio Morricone (Roma, 1928) ha dado sentido y éxito a cintas como Cinema Paradiso (1989), Érase una vez en América (1984), El bueno, el malo y el feo (1966) y La Misión (1986), entre otras.
Indefectiblemente músico, Morricone se formó en el Conservatorio de Santa Cecilia de Roma, donde imaginó su futuro como compositor de música clásica moderna. A partir de 1961 ingresó al mundo del cine. En 1964, su precisión para transportar a la notación musical las historias del celuloide le abrió las puertas de la incipiente industria italiana, que con base en el spaghetti western ofrecía un campo de trabajo fecundo para imaginaciones inquietas como la suya.
En adelante, sus aportaciones a la mirada de directores como Pier Paolo Pasolini, Bernardo Bertolucci, Gillo Pontecorvo, Brian de Palma y Pedro Almodóvar rendirían frutos acabados que, todavía ahora, son referentes obligados en cualquier charla de cinéfilos.
En definitiva, es innegable el peso de su figura, entre cientos de premios, reconocimientos, discos y escenas de la llamada pantalla grande que no se explicarían sin su genio.