La periodista Carmen Aristegui dijo que estamos frente a una libertad de expresión y a un derecho a la información en riesgos graves, con daños palpables, con impunidad rampante, con muertos en el camino, con 64 colegas asesinados, de los cuales nadie sabe quién fue ni hay proceso judicial que valga.

Agregó que la ciudadanía debe saber para actuar, tener conocimiento, acceder plena y abiertamente (a la información) para comprender, decidir, influir y ser parte; para dejar de ser un ladrillo en la pared, un testigo mudo del acontecer de la sociedad.

Aristegui habló al recibir la presea Sor Juana Inés de la Cruz, máxima distinción que otorga la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) a quienes han contribuido al desarrollo intelectual, cultural y académico de México, entre ellos el escritor Carlos Monsiváis, la pintora Leonora Carrington y el ex rector Juan Ramón de la Fuente.

Es un reconocimiento al perfil ético y el compromiso que Carmen Aristegui tiene con la búsqueda de la verdad y con la defensa de la libertad, la justicia, la pluralidad, los derechos humanos y la necesidad de recuperar el carácter público de los medios de comunicación.

Se trata de un reconocimiento de mucho peso, tamaño y significado que lleva el nombre de una de las más ilustres y destacadas mexicanas de todos los tiempos, comentó Aristegui, quien recibió el premio de manos de la rectora Carmen Beatriz López-Portillo Romano.

La ceremonia también se realizó como parte del Día de la Universidad y por la graduación de estudiantes de diversas carreras, con quienes la periodista compartió sus reflexiones sobre la situación actual de violencia en México.

¿Cómo contraponer al horror una visión de la vida?, se preguntó Aristegui, quien tras hablar de las cifras del horror, continuó: ¿Cómo procesar, cómo asimilar, qué hacer frente a los 28 mil muertos de la estadística gubernamental en esta situación que vivimos del combate al crimen organizado? ¿Qué hacemos con todo eso, cómo nos contraponemos a eso? Aquí hay varias respuestas y ustedes han optado por una fundamental: la cultura, el arte, la ciudadanía, la crítica, la inteligencia, las palabras.

Dijo que estamos en un momento dolorosamente extremo en el que parece que los caminos están cerrados, donde la falta de respuestas frente a las muchas preguntas acaba siendo la parte dominante de la vida de un país.

Respecto de la presea Sor Juana Inés de la Cruz, se preguntó por qué se la otorgaron a ella, una periodista. Supuso que el consejo universitario quizá aquilató el valor del periodismo en el actual tiempo difícil en México, lo cual agradeció como posible representante del gremio. Habló de los daños que ha sufrido la profesión, mermada, perseguida, asesinada, desaparecida.

Luego de referir las recientes observaciones de la Organización de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos acerca de la grave situación del periodismo y de los periodistas en México, comentó que esa actividad es clave para una vida democrática. La profesión, dijo, tiene que ser rescatada, revalorada y redimensionada.

También describió a “una sociedad que no tiene libre acceso a la información, una sociedad a la que se le regatea el ejercicio crítico, que tiene que conformarse con ‘dos sopas, o una sola’, que tiene opciones adelgazadas, pauperizadas, ya sea por las componendas o por un régimen legal, inapropiado y ya indecente para una vida democrática, o por el miedo que inmoviliza o las amenazas directas”.