Las extradiciones a Estados Unidos de los capos de la droga mexicanos, así como los juicios penales abiertos contra ellos por tribunales estadunidenses, han resultado para los narcotraficantes una buena opción en años recientes.

Fue el caso de Francisco Rafael Arellano Félix. El 16 de septiembre de 2006 fue extraditado a Estados Unidos, y un año después sentenciado a seis años de prisión, tras haberse declarado culpable de la venta de cocaína en ese país. Pero no concluyó su condena. El 4 de marzo de 2008 las autoridades estadunidenses otorgaron al mayor de los hermanos Arellano Félix la libertad y repatriación a México a través del puente internacional de Santa Fe entre El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, Chihuahua.

Francisco Rafael fue arrestado el 7 de agosto de 1980 en San Diego, California, acusado de haber vendido 205 gramos de cocaína a un agente encubierto que trabajaba para el organismo antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). Tras obtener la libertad bajo fianza, huyó a México.

En diciembre de 1993, Arellano Félix fue reaprehendido por agentes federales en Tijuana, Baja California. Luego de ser juzgado en México, un juez lo sentenció a 10 años y tres meses de cárcel bajo los cargos de narcotráfico y portación ilegal de armas. En 2004, a cuatro días de cumplir su sentencia, Rafael Arellano Félix fue notificado de que era sujeto a detención con fines de extradición a Estados Unidos. Dos años después se efectuó su traslado al vecino país.

Otro caso similar fue el del ex líder del cártel del Golfo Osiel Cárdenas Guillén. Los fiscales estadunidenses pidieron cadena perpetua en su contra, en 2006, cuando el capo fue extraditado.

Sin embargo, en febrero pasado, después de que el extraditado decidió colaborar varios meses con la DEA, una juez federal estadunidense fijó una sentencia al narcotraficante de apenas 25 años de cárcel, además de confiscar 50 millones de dólares de su fortuna.

Ante una corte en Houston, Texas, mientras Cárdenas Guillén esperaba oír su sentencia, el narcotraficante mexicano pidió perdón a México, Estados Unidos y su familia por sus acciones criminales.

En ese contexto, hace tres días fue detenido en el estado de México el presunto narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, considerado por las autoridades mexicanas como uno de los sicarios más sanguinarios en el país.

Según fuentes del gobierno mexicano, por lo menos desde hace dos semanas La Barbie contrató los servicios profesionales del abogado estadunidense Kent A. Schaffer, litigante de Houston con más de 25 años de experiencia en defensa criminal, quien el pasado martes dijo en entrevista telefónica con Notimex que fue contratado recientemente por el presunto narcotraficante, que ya preveía su posible detención.

Schaffer, quien ha defendido a celebridades políticas, empresariales, del mundo del espectáculo y del deporte, incluyendo a la actriz Farrah Fawcett y al magnate Robert Allen Stanford, así como a colombianos acusados de narcotráfico, dijo que espera viajar pronto a México y sostener una entrevista con La Barbie.

El abogado informó que contempla solicitar al Departamento de Estado que pida al gobierno de México la deportación de Valdez Villarreal lo más pronto posible.