Lunes 9 de agosto de 2010, p. a42
Al partir plaza en la minera y asturiana ciudad de Gijón, para inaugurar la tradicional feria de La Begoña en compañía de los novilleros peninsulares Juan del Alamo y Francisco Pajares, el mexicano Diego Silveti, hijo del rey David, nieto de Juan Silveti y bisnieto de Juan Sin Miedo, cortó una esforzada y merecida oreja a un ejemplar de la ganadería de José Cruz.
De acuerdo con las crónicas disponibles, a Silveti le faltó capacidad para entender al novillo y estructurar la faena, dada su notable inexperiencia, pero su entrega y su valor acabaron conquistando al público, sobre todo cuando logró templar, bajar y correr la mano en hondos naturales de aquí hasta allá, y adornarse en ceñidas y emotivas manoletinas.
La gente estaba con tal entusiasmo que sacó los pañuelos, incluso después que el número cuatro en la dinastía de los Silveti pinchó al hacer el primer viaje. Al sexto de la tarde, un animalito débil y con escasa movilidad, lo enceló metiéndose entre los pitones para forzarlo a embestir y consiguió cuajarle una buena tanda de derechazos que le valieron otra carretada de palmas. Lo habrían llamado a saludar al tercio si no hubiera estado fatal con la espada. Pero lo importante es que está aprendiendo y va para arriba.
En la Plaza México, en tanto, transcurrió entre bostezos y sin público la séptima novillada de la temporada de verano, y tras el intermedio provocado por un chubasco entre tercero y cuarto de la tarde, el español Javier Jiménez dio vuelta al ruedo paseando una oreja de un bicho de Los Encinos.
Ahora bien, como en este país la fiesta brava parece haberse extinguido antes que los animalistas la prohibieran, los aficionados siguen atentos a lo que ocurre en el reino de Juan Carlos I de Borbón, donde El Juli está que no cree en nadie, Sebastián Castella tampoco, y algunos más ni se diga, pero en lo que toca a los jóvenes mexicanos que andan penando por allá en busca de fama y fortuna es digna de mención la inclusión de Arturo Saldívar y Juan Pablo Sánchez en dos carteles de la feria de Villaseca de la Sagra, Toledo, en la que serán mirados, así sea de reojo, por los nacionalistas críticos de Madrid.
Algo es algo, dijo un galgo, y todo indica que en breve Arturo Macías reaparecerá, ahora en la Monumental de Barcelona, tras la doble cornada que entre pecho y espalda sufrió hace dos domingos en el Puerto de Santa María, allá por Cádiz. Será al parecer la última fecha importante de su heroica pero sangrienta (cuatro heridas, cuatro orejas) temporada ibérica.