DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   2 DE AGOSTO DE 2010
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

El Golfo de México

Flora y fauna marinas
Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, AC

La historia interminable
Antonio Figueras

Los 10 derrames de petróleo más grandes de la historia
John Konrad

El peligro de las plataformas petrolíferas
Alex Fernández Muerza

El derrame del pozo Ixtoc, en México
Ambientalista Beredy

Grave riesgo la exploración petrolera en el Ártico
John Irish y Noemie Olive

Historia negra de BP y su influencia en la geopolítica mundial
Ecologia Blog.com

La contaminación por petróleo

El Exxon Valdez sigue contaminando
Ecologia Blog.com

Se crea un consorcio para evitar futuros derrames


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Presentación

Tony Hayward deja el mando de la tercera petrolera más importante del mundo. Se retira en octubre luego de 28 años de trabajo y con 20 millones de dólares en la bolsa por los servicios prestados. Tony, que de geología sabe mucho, se propuso cuando lo nombraron hace cinco años director general de la British Petroleum, cambiar la imagen negativa que arrastraba esa trasnacional con intereses compartidos entre Inglaterra y Estados Unidos. Tony quería demostrarle al mundo que la compañía a su cargo se interesaba más por la gente, la seguridad y el medio ambiente que por las utilidades y el descuido en hacer su tarea, la que bien conoce: sacar petróleo donde exista. Tony estaba en pleno ascenso, con credibilidad, abriendo caminos para obtener más fama y dinero, que suelen ir juntos, limpiando el lado negro de la empresa en la que ha trabajado con gran éxito. Pero llegó el fatídico 22 de abril y todo su proyecto se vino abajo junto con la plataforma Deepwater.

Los testimonios divulgados en todo el mundo donde aparecen diversas aves y playas cubiertas de petróleo derrumbaron el último intento de Tony para evitar su naufragio definitivo: la millonaria campaña publicitaria que echó a caminar para hacer creer que era una empresa socialmente responsable luego del derrame en el Golfo de México; tampoco le dio resultado su intento por hacer creer que el accidente en el pozo Macondo a cualquiera y en cualquier parte del planeta puede ocurrir. Que la British resarcirá los daños al ambiente, la economía y el entorno social, algo que se descarta pues no se cree en ninguna parte que se atreva a desafiar la palabra del presidente Obama, cuando aseguró que la compañía británica será obligada a pagar por todo el daño que ha ocasionado. Tony respondió que la empresa lo hará sin medir costos, pero aclaró que no podrá recoger todo el petróleo vertido. Por eso la foto de un pelícano, una tortuga, un delfín, a punto de morir cubiertos de oro negro, refrenda la creencia de que los intereses de las petroleras desafían a los de la sociedad, los gobiernos y la naturaleza.

A los testimonios visuales sobre el desastre que hemos visto los últimos tres meses podemos agregar tres muestras más de insensibilidad en la que algo tuvo que ver Tony: 1. Intentar la British repartir millonarias utilidades a sus accionistas, mientras sus títulos en la bolsa se derrumbaban y crecían los reclamos del gobierno vecino y los pobladores afectados por el derrame; 2. olvidarse de los obreros y técnicos que murieron al estallar la plataforma propiedad de otra empresa cuestionada, Transocean, tan eficiente que alquila sus equipos con todo y personal; 3. A Tony, que ahora se ve obligado a jubilarse, se le ocurrió irse de regatas en su yate mientras los residuos de petróleo llegaban a las playas de Florida, el paraíso marino donde suelen vacacionar millones de estadounidenses.

A este último desatino le respondió el presidente Obama al recibir a los deudos de las víctimas del pozo Macondo. En la ceremonia le recordó a la British que la vida humana y la de la flora y la fauna marinas valen más que el petróleo. Porque uno de los ejes de la British ha sido sobreponer los intereses mercantiles a los de la seguridad de los trabajadores y el ambiente. No está de más recordar la larga lista de accidentes que carga en su historial. El último, en 2005, en su refinería de Texas, la tercera en capacidad de Estados Unidos. Murieron cuatro personas y doce más resultaron heridas.

Tony se retira cuando la superficie marina afectada por el derrame suma más de 25 mil kilómetros cuadrados y ninguna zona costera del Golfo de México está a salvo de recibir residuos de petróleo, pese a que se nos dice que la fuga en el pozo Macondo está controlada. Los científicos aportan cada vez más datos sobre el daño al ecosistema marino como un todo. Por el derrame y por la sustancia química utilizada para evitar que la mancha negra salga a la superficie y así tratar de vender la idea de que el daño no es de la magnitud que apuntan los expertos. Pero las autoridades estadounidenses señalan que “limpiar” de crudo el Golfo tardará, por lo menos, ocho años, con todo lo que esto significa en términos de salud ambiental para la flora y la fauna marinas y para las actividades costeras. El turismo y la pesca entre las más notables.

Tony se nos va en octubre y a lo mejor entonces conoceremos las causas de la explosión de la plataforma y cuánto petróleo se fuga al mar. En cambio, él tendrá tiempo para ver la batalla judicial que enfrentan en los tribunales del vecino país la British y demás compañías involucradas (Halliburton, Cameron International, Transocean) en el “accidente” del Macondo. Conocido su poder, buscarán reducir los alcances de los resolutivos de la justicia; también, el rigor extremo que se anuncia para la explotación petrolera en aguas marinas y, en cambio, proseguir con los planes para redoblarla en Alaska y otras áreas oceánicas. Algo que no se ve lejano si nos atenemos a los reveses judiciales que la administración Obama ha tenido en su intento por establecer una moratoria a la explotación en aguas marinas.

Y mientras la British le nombra sucesor a Tony, las autoridades de nuestro país dicen estar listas por si llega la mancha negra a nuestras aguas, a la zona costera; además, en Yucatán le madrugan a la British y estudian demandarla por los daños que pueda ocasionar en esa entidad. Estas optimistas noticias nos sirven para recordarle a nuestros lectores que en el Golfo de México está guardado un tesoro que, se nos dice, hay que sacar para lograr el bienestar de la población. Como el sector gubernamental responsable de los asuntos marinos y ambientales no tiene la capacidad para garantizar que el tesoro se extraiga sin deteriorar el medio; y como Petróleos Mexicanos carece de la infraestructura técnica para hacerlo, los funcionarios recurren a las trasnacionales ahora en el banquillo de los acusados. Es el caso de Halliburton, de negro historial. De la mano del señor Chenney, vicepresidente de Estados Unidos en la era Bush Jr., se convirtió en una de las más influyentes en el espectro petrolero y bélico.

Hace dos años, el gobierno mexicano asignó a Halliburton contratos multimillonarios para, entre otras cosas, perforar pozos en nuestras aguas del Golfo, como en este suplemento expone don Enrique Galván Ochoa. Con tan mala compañía, mejor que, por ahora, el tesoro siga donde está, para bien de todos.

De paso, una explicación por la confianza que nos tomamos con el todavía director general de la British Petroleum al llamarle Tony, a secas. Es que así le gusta que le digan, más en Colombia y Venezuela, donde estuvo algunos años y dejó muy buenos amigos y utilidades para su compañía, que ahora lo manda a Rusia, donde la British está asociada con una empresa local, TNK. En el país de los nuevos millonarios, sabrán apreciar sus conocimientos, su experiencia.

Aunque la tragedia que comenzó el 22 de abril pasado aún no termina en el Golfo de México, creemos conveniente ofrecer en este número doble de La Jornada Ecológica, un repaso de los problemas que ocasiona extraer hidrocarburos del fondo marino. Y, además, sus consecuencias para el medio y la sociedad en general. Por otro lado, hacer un recuento de los grandes desastres debidos al petróleo. Ya habrá tiempo para ofrecer aquí un balance de los daños ocasionados por el que es, hasta hoy, el mayor derrame petrolero en la historia de Estados Unidos, y uno de los de más alcance mundial por sus implicaciones sociales, ambientales y políticas.

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