El autor profundiza en la infinidad de la divina proporción
Jueves 29 de julio de 2010, p. a10
El círculo mágico y el alma del mundo; Platón-Leonardo da Vinci, se titula el libro de gran formato del pintor muralista José Reyes Meza (Tampico, Tamaulipas, 1914) que acaba de publicarse.
El autor escribe que ante la necesidad de enriquecer al máximo su conocimiento de las proporciones armónicas para la composición de sus murales, cayó en la obsesión de profundizar en la infinidad de la divina proporción o número de oro (o áureo)
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Sus estudios, investigaciones y experiencias con el número lo llevaron “al terreno de lo esotérico y más allá: hasta el límite de la razón, donde el número es el umbral de lo inefable. Ahí, donde el pensamiento de Platón y la suprema inteligencia de Leonardo da Vinci se integran y se funden en El hombre de Vitruvio, que contiene las medidas del todo, que conforman el enunciado de Protágoras:
El hombre es la medida de todas las cosas: de las existentes que son; de las existentes que no son, enunciado que queda ampliamente comprobado y su proceso aclaratorio expuesto en este libro que da respuestas a preguntas olvidadas, como la traslación del sistema geocéntrico al sistema solar.
Para Reyes Meza otro descubrimiento suyo, que considera valiosísimo y trascendente
, es una segunda serie de Fibonacci potencializada, que abre la puerta a otro espacio tiempo, que confirma la infinitud del número de oro, su regencia en los tiempos que son y en los que no son, como se muestra en la página 181, o en los tiempos que fueron como la relación de los conejos, de Fibonacci con el Calendario Azteca
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Hallazgo inquietante
Otro hallazgo inquietante
para el autor es que desembrollar el Códice de Leonardo, encriptado en El hombre de Vitruvio, sólo es posible por medio del idioma español.
Considera necesario el tamaño del volumen, ya que “es un libro de trabajo en el que se proyectan las medidas reales que exigen los planteamientos de Platón-Vitruvio, simbolizadas, sintetizadas y expuestas para el proceso de estructuración de ‘el alma del mundo’”.
A modo de presentación del tomo, Reyes Meza aclara que no es matématico, sino que me he aventurado por los caminos del número como alguien que penetra en un lago de aguas profundas, siempre en movimiento
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Por otro lado, apunta que el número de oro, el Códice de Leonardo, las alegorías de Platón, el siete y su laberinto de signos, no son más que rumbos, señales de navegación, brújulas. Tengo por estos rumbos y señales una pasión amorosa, hecha de fibras sensibles, como esos crepúsculos en los que se observa el diario nacimiento de la Luna
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Algunos de los apartados generales del libro son: El círculo mágico, La Divina Providencia, El cuadrado, El alma del mundo, y La música de las esferas.
También escenógrafo, en 1938 Reyes Meza ingresó a la actual Escuela Nacional de Artes Plásticas. En 1942 comenzó estudios en la Escuela Nacional de Antropología y enfocó su interés en la mitología, la religión y la magia. Análisis de las infinitas propuestas del número de oro han llenado la mayor parte de su vida, sin menoscabo de una intensísima labor pictórica y muralística.
Entre sus murales destacan los frescos en el desaparecido Casino de la Selva en Cuernavaca, Morelos; el tallado en la montaña que decora la presa Raudales de Malpaso en Chiapas; los realizados en mosaico que adornan la fachada del Pan American National Bank de Los Ángeles, California, y otro en el edificio del Registro Público de la Propiedad, en el Distrito Federal. Ha realizado obra de integración plástica en diversas iglesias de la ciudad de México.
También es autor del libro Signos sagrados.