Restaurantes en peligro
arís. Hace justo un año, tras siete de discusión entre los 27 miembros de la Comisión Europea, Nicolas Sarkozy, el primero de julio de 2009, cumplió una promesa de Jacques Chirac: bajar el IVA que pagaban los restaurantes de 19.6 por ciento a 5.5 por ciento, a cambio de cuatro compromisos de los dueños de 185 mil establecimientos: crear en el primer año 10 mil nuevos empleos sobre los 636 mil existentes y abrir 10 mil contratos de aprendiz o de profesionalización, así como las mismas cantidades en el segundo año; aumentar los salarios del sector donde se encuentran los trabajadores más pobres (uno de cada cinco recibía un ingreso equivalente a 60 por ciento del promedio); bajar los precios al consumidor por lo menos 3 por ciento y modernizar las instalaciones según las normas europeas. Este trato representaba para la Hacienda francesa una pérdida fiscal de 3 mil millones de euros.
Pero el balance en el primer aniversario de la medida arroja una discusión peligrosa para la supervivencia de muchos restaurantes, fundamentales para el turismo, pero sobre todo sustento del hábito social más importante de los franceses: reunirse en lugares públicos, pues es rarísimo que inviten en sus reducidos alojamientos.
Y es que la crisis presupuestal de al menos diez departamentos (divisiones territoriales equivalentes de nuestros estados) insostenible para 2011
, justificaría la reposición de una tasa mayor de IVA para el sector restaurantero, máxime cuando se acusa a 43.6 por ciento de haber incumplido los compromisos (sólo 8 mil empleos nuevos, no aumentos al salario, sólo 1.3 por ciento de rebaja en precios, no inversiones o bien a crédito) alegan asociaciones de consumidores, apoyadas por el ministro del Presupuesto quien reclama ese enorme nicho fiscal
y por el presidente de la comisión de presupuesto de la mayoría parlamentaria, quien propone aumentarles a 12 por ciento el IVA. Pero los sindicatos y asociaciones de restauranteros contestan: compramos nuestros productos al 5.5 por ciento y los revendemos con la misma tasa como en todo el sector alimenticio
y amenazan con la eventual desaparición de un sinnúmero de establecimientos clave para la sociedad francesa.
Yuriria Iturriaga, corresponsal