Su esposa, Gwendolyn, fue sentenciada a 81 meses de prisión
Sábado 17 de julio de 2010, p. 20
Washington, 16 de julio. Un juez federal estadunidense condenó a cadena perpetua a Walter Kendall Myers, ex funcionario del Departamento de Estado, y a su esposa, Gwendolyn, a 81 meses de cárcel por haber espiado por tres décadas en favor de Cuba.
Myers, de 73 años, y su cónyuge, de 72, fueron detenidos en junio de 2009, y meses después se declararon culpables ante la justicia por haber suministrado a La Habana material de alta confidencialidad, señaló el Departamento de Justicia.
Durante casi 30 años, esta pareja cometió orgullosamente espionaje en favor de un viejo adversario extranjero. Hoy se les hizo responsables de sus acciones. Sus sentencias deben servir como clara advertencia a otros que estén dispuestos a comprometer de forma voluntaria la información clasificada más sensible de nuestra nación
, sostuvo el fiscal general adjunto para Seguridad Nacional, David Kris.
Por su parte, Eric J. Boswell, secretario de Estado adjunto para seguridad diplomática, declaró que Myers traicionó a su país. Al cometer actos de espionaje, violó gravemente la confianza que depositaron en él el Departamento de Estado y el pueblo estadunidense
.
Además, la pareja deberá pagar una multa de 1.73 millones de dólares.
Myers empezó a espiar para Cuba seis meses después de un viaje que hizo a la isla en diciembre de 1978, según confesó. A menudo, los esposos filtraban información a los agentes del régimen comunista mediante el intercambio de carritos de la compra en supermercados.
En 1985 Myers tuvo acceso a información clasificada y tres años después pasó a la sección de inteligencia e investigación del Departamento de Estado. Su grado de acceso a archivos sensibles aumentó en 1999.
Desde 2001 hasta su jubilación –en octubre de 2007–, Myers fue analista sobre temas europeos en esa sección secreta, pero como mínimo tuvo acceso a más de 200 informes sobre Cuba, según descubrió en la computadora del agente la Oficina Federal de Investigaciones, durante una investigación que se prolongó durante años.
Su esposa, conocida como Agente 123 y Agente E-634, trabajaba en un banco en Washington.