Provocan coágulos y se incrementa el riesgo de embolias, señala
Viernes 9 de julio de 2010, p. 37
En condiciones normales, el corazón de una persona late de 60 a 80 veces por minuto y en presencia de alguna alteración puede registrar hasta 300 pulsaciones en el mismo lapso. La mayoría de las arritmias se deben a fallas en las válvulas cardiacas, lo cual provoca la formación de coágulos y se incrementa hasta cinco veces el riesgo de embolias o eventos cerebrovasculares, aseguró Santiago Nava, cardiólogo y electrofisiólogo del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.
Detalló que la fibrilación auricular es una de las alteraciones más comunes de la frecuencia cardiaca.
En conferencia de prensa, donde se presentó un nuevo medicamento (Dronedarona) desarrollado por el laboratorio farmacéutico Sanofi-Aventis, que ayuda a restablecer el funcionamiento del sistema circulatorio, el especialista explicó que toda irregularidad en el ritmo natural del corazón es una arritmia, aunque en algunos casos no representan un peligro para la salud.
Los latidos del corazón son provocados por impulsos eléctricos que se originan en el nódulo sinusal o sinoauricular (marcapasos natural del corazón). En presencia de fibrilación auricular, esos impulsos que coordinan el músculo de las cavidades superiores o aurículas del corazón se vuelven rápidos y desorganizados.
Ocurre entonces que el corazón no se contrae de manera normal para forzar la apertura de las válvulas que transportan la sangre en su interior, con lo que el líquido se puede quedar atorado
. Con el tiempo se pueden formar coágulos que al liberarse en el torrente sanguíneo obstruyen las arterias e interrumpen el flujo sanguíneo a órganos vitales.
Ésta es una de las causas frecuentes de ataques de embolia cerebral. De hecho, señaló Nava, la fibrilación auricular causa de 15 a 20 por ciento de los eventos cerebrovasculares.
Algunos síntomas de la enfermedad son ansiedad, palpitaciones constantes e irregulares, dificultad para respirar, taquicardia, mareos o aturdimiento, sensación de cansancio, dolor en el pecho y desmayos.
Comentó sobre los factores de riesgo para el desarrollo del padecimiento, entre otros las afecciones coronarias en las arterias o en la glándula tiroides, hipertensión arterial, defectos en el corazón y sus válvulas. El consumo de algunas sustancias puede, de igual manera, afectar el sistema eléctrico del corazón y su capacidad de bombear la sangre por el cuerpo. Éstas son cafeína, drogas, alcohol, tabaco y algunos suplementos dietéticos, así como la constante exposición a disolventes, pinturas y otros químicos.