A lo largo de un año, las pintoras Katia Diep, Carmen Martínez y Claudia Desoche, junto con la escultora Karla Melgarejo, trabajaron con el Museo Nacional de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México para producir Geoabstracción, exposición abierta en el recinto ubicado en Jaime Torres Bodet 176, colonia Santa María la Ribera, cuyo piso superior está en rehabilitación.

El proyecto, expresa Diep (1969), se inició al conocer el responsable del museo, el geocientífico Luis Espinosa Arrubarrena, quien al saber que somos artistas plásticos nos ofreció el espacio para exponer nuestra obra. El doctor Espinosa nos dio pláticas, visitamos con él otras exposiciones con el tema geológico, por ejemplo, en Universum. Nos empezamos a capacitar en el tema, a entusiasmarnos y finalmente a producir la obra.

A Diep, ingeniera eléctrica de profesión, le llamaron la atención “los contrastes que da la tierra; es decir, el calentamiento de un volcán y el contenido magmático contra el enfriamiento total y la formación de cubos de hielo; quise plasmar ese contraste. Además me interesaron los riftings, rompimientos de la tierra que ocasionan las divisiones que hoy conocemos en el planeta”.

Carmen Martínez (1970) nunca había tenido una experiencia en la que pudiera ver la tierra desde el ángulo artístico. Odontóloga de profesión y con 14 años de pintar, Martínez hace hincapié en las fábulas heredadas por las huellas de organismos microscópicos y simples, transformados en gigantes a través del tiempo, que me dejan asombrada y curiosa, para ver ahora a las estrellas como una nueva historia que podría contar.

A Claudia Desoche (1968) le interesó la geología, porque “se mezcla con otras disciplinas que me atraen, como el estudio del cosmos, el big bang, entre otras cosas”. No obstante, cuando Luis Espinosa nos propuso este tema tan científico nos sentimos un poco limitadas, pero me pareció fascinante al estudiar y ver todas las teorías científicas y cómo se unen los temas de la física cuántica y la creación del universo y la Tierra. Las texturas, los acercamientos, todos los fenómenos naturales que han ocurrido para que esto esté como está son ilimitados.

Karla Melgarejo (1972) indica: Me gusta mucho la forma, entonces las busqué y me enganché con animales que dieron la primera forma de vida. Me llamó la atención uno que aún no se sabe si es animal; lo comparan con bacteria, pero de algún modo generó oxígeno. Me encantaron esas historias que de repente retomé de la época escolar. Por eso generé todo este trabajo de formas, de transparencias, relacionado con lo industrial, con lo de hoy, con las ciudades, con materiales cotidianos que hoy día vemos naturales, digamos. Vemos lo moderno en materiales o situaciones hechas por el hombre, mientras nuestros orígenes quedan atrás.

En fecha reciente, las artistas estudiaron con la pintora Begoña Zorilla, por lo que la invitaron a acompañarlas en esta aventura, primero como asesora artística y después como museógrafa de la exposición.

Para Luis Espinosa, “cuando el artista empieza a tener acceso de manera directa o indirecta al entorno científico, éste forma parte de su ambiente –lo mismo pasa con los científicos–; se permea de ciertos elementos que a fin de cuentas redundan en obras de interés. Encuentro en las obras de la exposición incluso temas didácticos que podrían aparecer en la parte central o en las solapas de algún libro de geología, porque representan fenómenos geológicos, entre otros”.