Viernes 11 de junio de 2010, p. 3
Ciudad del Cabo, 10 de junio. Uruguay y Francia, que lograron su boleto a Sudáfrica en la repesca se enfrentarán en el segundo partido de la jornada inaugural de la Copa del Mundo en condiciones contrapuestas: serenidad para la celeste y polémicas para les bleus.
Mientras los sudamericanos llegan al duelo de Ciudad del Cabo con la moral en alto y el grupo unido, los europeos acometen su primera cita mundialista llenos de dudas.
Los galos no pudieron ganar ninguno de sus dos recientes partidos de preparación contra equipos inferiores en teoría. Ante Túnez sólo pudieron empatar 1-1, mientras contra China cayó 1-0.
Pocos en Francia confían en el equipo de Raymond Domenech quien, según medios del país galo, cuenta con la oposición de algunos de sus jugadores.
Al parecer el grupo de veteranos quiere reinstaurar a Thierry Henry en la oncena inicial, pero el técnico dio muestra en los entrenamientos en Knysna de no dar su brazo a torcer. Franck Ribéry es intocable en el tridente de ataque, por lo que Henry, quien jugó poco con su club Barcelona, sólo podría entrar por Nicolas Anelka o Sidney Govou.
Domenech mantendrá probablemente en la titularidad a Yoann Gourcuff, para tomar la línea media junto a Jéremy Toylalan y Florent Malouda.
Atrás formarán Eric Abidal, Bacary Sagna, William Gallas y Patrice Evra, cuya designación como capitán, en detrimento de Gallas generó recelos en el defensa central. En la portería Hugo Lloris es indiscutible.
No hay buen balance francés
Los campeones del mundo en 1998 no tienen un buen balance con los uruhuayos, a quienes sólo han ganado en una de las cinco ocasiones en las que se han enfrentado. Las otras cuatro se reparten en dos victorias de los sudamericanos y dos empates.
A Uruguay, por el contrario, lo único que le va mal son las conexiones aéreas. Después de 12 horas de demora el sábado en el vuelo desde Montevideo a Sudáfrica, el equipo llegó hoy también con retraso a Ciudad del Cabo desde Kimberley, pero la celeste pretende, sin hacer mucho ruido, reverdecer viejos laureles al país que ganó el primer mundial en 1930 y se volvió a titular en 1950.
El técnico Óscar Tabárez no renuncia a valores clásicos del futbol de su país, como el orden y la firmeza defensiva y ha inculcado a su equipo respeto por el balón.
Sabe que sólo teniendo más tiempo la posesión puede fabricar oportunidades de gol a la temible delantera que forman Diego Forlán y Luis Suárez.