Sábado 5 de junio de 2010, p. 6
El cantante cubano Silvio Rodríguez ofreció ayer por la noche un concierto en el emblemático Carnegie Hall de Nueva York, en la primera de una serie de presentaciones que marcarán su regreso a Estados Unidos después de 30 años.
El pionero de la nueva trova cubana, quien no cantaba en el país desde 1980, interpretó a sala llena clásicos de su repertorio, como Ojalá, Unicornio y Playa Girón, además de temas de su más reciente disco, Segunda cita, como Sea señora y Carta a Violeta Parra. Lo acompañaron el trío de cuerdas pulsadas Trovarroco, el baterista y percusionista Oliver Valdés y su esposa Niurka González, en la flauta.
A pocos minutos de comenzar el espectáculo, decenas de policías y manifestantes pacíficos, algunos con banderas y una que otra pancarta, rodearon el Carnegie Hall.
Un grupo en favor de las esposas de cinco cubanos hallados culpables de espionaje en Estados Unidos, en 2001, recopilaba firmas para que el gobierno estadunidense les otorgue visas, ya que no ven a sus maridos desde hace 11 años.
Libertad para los cinco
, decía una de las pancartas, mientras cerca de una docena de cubanos y estadunidenses cantaba: Cuba sí, bloqueo no
y Free the 5
. Alguno que otro gritó también ¡Democracia!
Rodríguez, una de las principales voces de la Revolución Cubana, suele escribir canciones con trasfondo político. Al presentar Segunda cita, a principios de año, se preguntó si el sistema comunista de la isla debería evolucionar, pero no para ser cambiado, sino para profundizarse.